Opinión

Agua bendita y veneno

Por: Antero Flores-Araoz

El presidente del Consejo de Ministros visitó al presidente del Congreso en el afán de buscar el “Consenso por el Perú”, que evidentemente todos deseamos.

Sin embargo, al leer el documento nos lleva a ilustrarlo, para mejor entendimiento, con un vaso de agua bendita y para los no creyentes agua destilada, a la que se le ha añadido algunas gotas de cianuro. Es más que claro que el agua en cuestión no salvará al alma ni será un elemento que ayude a la salud, sino que por el componente venenoso que es el cianuro, dejará sin vida a quien lo beba.

El documento en cuestión promociona la conveniencia de la reactivación económica, el impulso al crecimiento, la pretensión de erradicar la pobreza, la inseguridad ciudadana, la corrupción, el narcotráfico y el terrorismo.

Menciona también que las confrontaciones contrarrestan las voluntades y decisiones de inversión. Añade el combate a las prácticas que atenten contra la libre competencia y la conveniencia de dictar los dispositivos legales necesarios para la reactivación de las obras públicas paralizadas, así como la masificación del gas y búsqueda de correctivos que eviten se golpee a la economía familiar.

Resume los temas económicos invocando “que exista tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario” que en buena cuenta es el allanamiento a la Economía Social de Mercado, consagrada en nuestra Constitución.

Como colofón propone “la revisión de normas y disposiciones que hacen restrictivo el accionar de …. Las fuerzas policiales que inhiben el cumplimiento de su propio deber” Realmente narrativa de los dioses, pues a la Policía Nacional un poco más y se le obliga a salir desarmada, lo que atenta no solo contra su función esencial, sino pone en peligro la vida e integridad de sus integrantes.

Sin embargo, podríamos decir que el veneno de la propuesta, que en la práctica la invalida, es el aprobar propuestas de reforma política y económica en la Constitución del Estado, que podría llevarnos a intentos de perpetuación en el poder y al cambio de la Economía Social de Mercado por una estatista y centralmente dirigida. Tenemos que aceptar que, sin subterfugios y en forma transparente, invoca a eliminar de la actual Constitución los contratos ley, así como el rol subsidiario del Estado, lo que es inaceptable.

Recordemos que con los contratos ley para las inversiones significativas y que además demandan trabajo a la ciudadanía, se garantiza la estabilidad de las normas jurídicas bajo las cuales se contrató con el Estado, así como la estabilidad tributaria. Esta última ha significado incluso, que cuando se ha reducido la tasa del Impuesto a la Renta, quienes habían pactado la estabilidad descrita, tuvieron que mantener la tasa más alta convenida.

En cuando al rol subsidiario del Estado, específicamente en lo que se refiere a la actividad empresarial del mismo, solo podrá ampliarse el giro de las empresas públicas o la creación de nuevas, siempre que se cuente con ley autoritativa. Como vemos no todo es color de rosas.

(*) Ex congresista de la República

(*) Ex presidente del Consejo de Ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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