Opinión

Agricultura sí… minería también

Por: Fernando Cillóniz Benavides

Tuvo que ser un político demagogo y oportunista como Ollanta Humala, quien acuñó la estúpida disyuntiva entre agricultura y minería. “Agua sí… oro no”, dijo en Cajamarca, en el año 2011, en una de las tantas manifestaciones políticas de la campaña presidencial de aquel entonces.

De manera similar, tuvo que ser otro político torcido y corrupto como Martín Vizcarra, quien secretamente y cobardemente se comprometió a no autorizar la construcción del proyecto minero Tía María en Islay – Arequipa. “Agro sí… Mina no” fue la cantaleta que privó a los isleños del progreso y bienestar que hubiera generado una operación minera tan importante como Tía María. Pero la anti minería peruana va mucho más allá de ese par de farsantes. Mirtha Vásquez – presidenta del Consejo de Ministros en el Gobierno de Pedro Castillo – pasó a la historia por anunciar (de la boca para afuera nomás, felizmente) el cierre de las minas Pallancata, Inmaculada, Apumayo y Breapampa en Ayacucho.

Pero hay más casos, ¡muchos más! El Premier Alberto Otárola dijo hace poco: “Tía María no está en la agenda del Gobierno”. Y a renglón seguido anunció que el Gobierno promovía la inversión y la generación de empleos.

¡Perdón! ¿Acaso así se promueve la economía y el trabajo?

La anti minería peruana está también muy presente en los ámbitos regionales y municipales, donde la narrativa – como en los casos antes mencionados – es descaradamente oportunista, acomplejada, retrógrada y falsa. Y ni qué decir de la anti minería congresal y judicial donde el chantaje es también descarado. Tal cual la anti minería periodística, académica y dirigencial, cuyos representantes cantan al unísono… “por la plata baila el mono”.

¿Consecuencias? Vamos con algunas: Cajamarca se está quedando sin oro. El canon minero de Cajamarca ha caído significativamente en los últimos años, y pronto se extinguirá casi por completo. La pobreza ha crecido (como en todo el país) y el hambre también… y por ende, la inseguridad y la delincuencia. Y lo mismo está ocurriendo en Ayacucho, en Islay (donde está Tía María paralizada), y demás regiones del país. La economía peruana está en recesión. Sin embargo, decenas de proyectos mineros por US$ 50,000 millones, un millón de empleos formales (sobre todo en la sierra), congelados por la anti minería peruana. ¡20% del PBI del país… congelado!

Tan arraigada está la anti minería en las altas esferas de la política peruana que, hasta la formalización de la pequeña minería ha fracasado. ¡El Estado propició que fracasara! Yo soy testigo de ello. Los trámites burocráticos son tan engorrosos que es imposible la formalización de los pequeños mineros.

¿Consecuencias? La minería informal peruana produce más oro que la minería aurífera formal. Pero eso no es todo. ¡Bolivia exporta oro sin producir oro! ¡Todo el oro “boliviano” exportado por Bolivia, es peruano!

Conclusión: Dejemos de lado la cantaleta “Agricultura sí… Minería no”, y cambiémosla – más bien – por “Agricultura sí… Minería también”. El progreso, bienestar y seguridad de millones de peruanos está siendo afectado malhadadamente por la anti minera…empezando por la cantaleta antiminera de nuestras más altas autoridades estatales.

(*) Exgobernador regional de Ica

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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