Hace unos días, Mario Vargas Llosa anunció la publicación de su nueva novela, que ya no será la próxima, sino la última, pues marcará su retiro de la ficción. Las agencias noticiosas informan que el Premio Nobel 2010 cuelga la pluma, pero esa reflexión no se ajusta a la verdad. El escritor, mientras tenga lucidez —algo que aún conserva el literato peruano—, puede seguir creando y, como sabemos, por lo general, quienes se dedican a este oficio suelen hacer honor a la famosa frase “los árboles mueren de pie”.
Hace cinco años, Mario Vargas Llosa dijo que “la literatura es una defensa contra la muerte”. Un año más tarde afirmó que le gustaría que “la muerte lo hallara escribiendo”. Ahora señala que se retira de la ficción, género literario en el que deja más de 20 novelas y algunos cuentos. Su último trabajo será “Le dedico mi silencio”, en el cual se sumerge en una utopía cultural —una de sus grandes obsesiones— a través de la música peruana.
Las palabras del literato peruano han apresurado a los periodistas y críticos literarios, tanto nacionales como internacionales, a decir que ya no escribirá nada más. Sin embargo, lo que en realidad dejará de hacer Vargas Llosa es escribir literatura de ficción y ahora se dedicará de lleno al ensayo y otras fórmulas creativas que tienen que ver más con el análisis de la realidad.
Tan es así que el propio Vargas Llosa ha anunciado que, una vez publicada su novela “Le dedico mi silencio”, empezará a escribir un ensayo sobre el filósofo Jean-Paul Sartre, uno de sus grandes maestros.
La creatividad de Vargas Llosa siempre ha fluctuado entre la realidad y la ficción, terreno que transita desde “La guerra del fin del mundo” hasta “El sueño del celta”, desde “La casa verde” hasta “Cinco esquinas”, desde “La ciudad y los perros” hasta “El héroe indiscreto”.
Su técnica narrativa parte de la realidad para crear historias de ficción, un mecanismo natural de los creadores no solo de novelas escritas, sino también de teatro, cine y otras formas literarias.
Lo que ha querido decir Vargas Llosa es que ahora se dedicará de lleno al análisis, a la investigación y la reflexión. Su obra ensayística es mucho más vasta que la novelística, pues consta de más de 30 libros, entre ellos “La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary”, “Entre Sartre y Camus”, “El pez en el agua”, “El lenguaje de la pasión”, “Israel – Palestina, paz o guerra santa” y “La civilización del espectáculo”. Es natural que a una persona de 87 años le interese el análisis de la realidad que la invención de historias. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
