Opinión

Un presidente débil (II)

Por: Iván Pedro Guevara Vásquez

Dentro del nivel político queda claro entonces que el respaldo del número de congresistas del partido político al que pertenece o con el cual postuló el presidente de la República en las elecciones generales es determinante. Si un Poder Ejecutivo cuenta con un Poder Legislativo que tiene una evidente mayoría congresal, para comenzar serían impensables -imposibles en la práctica- las mociones de vacancia presidencial por la abstracta causal de incapacidad moral permanente, pues para que prospere una moción de vacancia se requiere de una votación calificada (actualmente, ochenta y siete votos del Pleno de congresistas).

En ese caso, la fuerza del número de los votos frenará no solamente las ideas de una vacancia presidencial que puede tener la oposición al oficialismo del gobierno, sino que también hará que los fiscales de la Nación -que son los únicos autorizados en el Ministerio Público para investigar a un presidente de la República- lo piensen muy bien antes de pretender abrir una investigación contra el máximo mandatario de la nación por delito presuntamente cometido durante su mandato presidencial, habida cuenta que los congresistas de la República no sólo pueden denunciar constitucionalmente a los magistrados supremos, sino que también pueden destituirlos, como sucedió con el caso del ex juez supremo César Hinostroza Pariachi.

Ello explicaría el por qué antes, a través de toda nuestra historia republicana, ningún fiscal de la Nación investigó a un Presidente constitucional de la República en funciones por un delito presuntamente cometido durante su periodo de gobierno.

Sin embargo, la justicia no se debe de dar por cálculos personales de “costo-beneficio” respecto a verse perjudicados o no en una carrera judicial o fiscal. La justicia es lo que es, y se debe dar, aunque “se caigan los cielos”.

Los principios no se reducen al ámbito teórico ni al campo estrictamente jurídico, pues van más allá y se encarnan en grandes personajes que dejarán su huella imperecedera en la humanidad.

En ese sentido, no hay mucho mérito que digamos en el dirigirse contra un presidente de la República débil. Sólo que la debilidad del actual Presidente comienza por el hecho de no tener ninguna mayoría en el Parlamento, sino todo lo contrario -al estar siendo atacado por varias mociones de vacancia-, y que termina con una evidente falta de formación en conocimiento político, liderazgo y dominio de la oratoria de masas.

(*) Analista político

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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