Opinión

“Tomaremos una alita»

¿Qué significa esto en el ámbito financiero?

Por: Jorge Castillo Carazas

En el mundo de las finanzas e inversiones colectivas, el término “tomar una alita” se utiliza coloquialmente para describir la acción de apartar una pequeña porción o ganancia de un fondo o inversión, generalmente sin afectar significativamente el monto principal. Aunque no es un término técnico, esta expresión refleja una práctica común en diversos contextos financieros, desde negocios familiares hasta operaciones más estructuradas como fondos de inversión.

La “alita” suele referirse a una pequeña cantidad de dinero tomada de un con junto más grande, como un fondo común de ahorro, una caja chica o incluso una inversión. Dependiendo del contexto, puede ser una acción legítima, acordada entre las partes, o una práctica cuestionable si se realiza sin consentimiento.

En los negocios familiares, puede ser aceptado como un adelanto o un uso temporal del dinero, siempre que no comprometa la operación del grupo. Por otro lado, en inversiones colectivas; a veces se permite que un miembro acceda a una parte de las ganancias antes que los demás. Sin embargo, en estos casos, la “alita” puede transformarse en un problema si no está claramente regulada. Aquí, la transparencia es clave para evitar conflictos o malentendidos. La percepción de esta práctica; es decir, si es positiva o negativa, dependerá del contexto y la intención detrás de ella.

Dentro de los aspectos positivos, podemos mencionar la “Flexibilidad”, dado que permite a los miembros de un fondo o grupo acceder a recursos inmediatos sin necesidad de procesos complicados; la “Motivación” debido a que, en algunos casos, se utiliza como incentivo para mantener la participación de los miembros; y la “Gestión de Emergencias”; puesto que una “alita” puede ser útil en situaciones donde se requiere liquidez inmediata para resolver problemas urgentes.

Sin perjuicio de ello, existen fuertes aspectos negativos que están ligados a la “Falta de Transparencia” dado que si no se comunica adecuadamente, puede generar desconfianza entre los participantes del fondo o grupo de inversionistas; el “Riesgo de Abuso”, pues tomar una “alita” puede abrir la puerta a prácticas abusivas, donde uno o más miembros toman más de lo acordado; y un “Impacto Financiero Negativo”, ya que, si se repite constantemente, puede desbalancear el fondo principal y poner en riesgo su sostenibilidad.

Para evitar problemas al tomar una “alita,” es esencial contar con reglas claras y un sistema de monitoreo. Esto incluye documentar los retiros, establecer límites y comunicarlo abiertamente a los involucrados.

En resumen, tomar una “alita” no tiene por qué ser negativo, siempre y cuando se realice de forma transparente y con el consenso de las partes involucradas. Esta práctica resalta la importancia de la confianza y la organización en cualquier esquema financiero, sea formal o informal. Al final del día, la clave es encontrar un equilibrio que permita flexibilidad sin comprometer la estabilidad financiera del grupo o fondo.

(*) Contador Público Colegiado y Máster en Banca y Finanzas

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