Opinión

Terminó la temporada de lluvias… ¿y ahora?

Por: Fernando Cillóniz Benavides

¿Qué hicimos con las aguas sobrantes de la temporada de lluvias que acaba de pasar? Las dejamos correr y perderse en el mar. Eso es lo que hicimos.

O sea, no hicimos nada. Las aguas de lluvias cayeron, discurrieron por quebradas y cauces, formaron huaicos que destruyeron pueblos y caminos, murieron personas y animales… Incluso, en marzo tuvimos el ciclón Yaku. Un diluvio cayó sobre la costa Norte.

Ahora… ya no llueve. Estamos a inicios del estiaje 2023. Y no lloverá hasta diciembre, cuando empiecen nuevamente las lluvias de verano. Algo lloverá en octubre y noviembre, pero poco. Las escasas lluvias de primavera serán absorbidas íntegramente por los suelos resecos de la sierra.

No obstante, a pesar de las lluvias abundantes que acabamos de tener, no guardamos ni una gota de agua para el estiaje. La sierra y la selva sufrirán mucho por los friajes y la falta de agua para riego. Y la costa esperará sedienta y angustiada la bajada del agua nueva. Así es la naturaleza en nuestro país.

Así es… todos los años, desde toda la vida. Sólo los que tenemos pozos o reservorios tendremos agua en el estiaje.

Aunque algunos digan lo contrario, nuestro balance hídrico es positivo. Pero, eso sí, estacional. Tenemos mucha agua en unos meses del año, y muy poca agua – o nada – en otros. Sin embargo, muchos agricultores y ganaderos sufren mucho por falta de agua en los estiajes. Y millones de compatriotas no tienen agua potable en sus viviendas.

La pregunta entonces es: ¿si llueve tanto en los veranos, por qué no construimos reservorios en la sierra – y plantamos bosques y pastizales – para guardar parte de esas aguas abundantes, y disponer de ellas en los estiajes? Y de paso, evitamos huaicos e inundaciones.

Más aún ¿por qué no infiltramos los acuíferos con las aguas sobrantes de las avenidas? ¿Por qué no tratamos las aguas servidas de los pueblos – me refiero a los desagües – y las volvemos aptas para su reutilización, al menos en la agricultura?

En síntesis, el problema del agua en nuestro país es un problema de gestión del recurso. No es un problema de falta de agua.

Bueno pues, en vez de identificar la verdadera causa del problema, hay personas ideologizadas – políticos, académicos, periodistas, dirigentes, etc.– que atribuyen la falta de agua a las empresas agrarias “que se la llevan toda, y dejan sedienta a la población”.

Repito y concluyo. En el Perú tenemos mucha agua… gracias a Dios. Lamentablemente, también tenemos muchos opinólogos ideologizados que no se atreven a decir que tenemos un Estado deshonesto e inoperante, que no sabe cómo gestionar bien el agua que tenemos.

(*) Exgobernador regional de Ica

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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