
La presidenta Dina Boluarte está cambiando su mensaje, ha dejado la tibieza, el tanteo y la ambigüedad, está hablando más claro y directo. Ahora segura que “no habrá gabinete en la sombra” y que “no habrá espacio para el compadrazgo, el pago de favores ni las cuotas políticas”. Suena bien, pues pese a que se proclamaba más honesto, justo y meritocrático, el gobierno de Castillo no estuvo exento de esas taras, el “tarjetazo”, la “vara” o el amiguismo, según personas que estuvieron en el propio cogollo del poder. Sin embargo, es necesario optimizar el mensaje en cuanto al fondo, el contenido.
Por ejemplo, Boluarte afirma que las marchas, aunque sean pacíficas, generan pérdidas para el Estado. Es cierto, pero a la masa, a las grandes mayorías, hay que hablarles con detalles, siguiendo la ruta del método inductivo, de lo general a lo particular. Las generalidades, los datos globales, no causan demasiado impacto en la población. Lo asume como algo muy distante y etéreo. Es diferente decir, por ejemplo, que la inflación fue de 3% en determinado mes, cuando la población pondrá más interés en la información si, además del porcentaje, le indicamos que subieron los precios del pan, el pollo y el balón de gas.
Así la cosas, está bien que se diga que las protestas violentas afectarán al Gobierno, pero es preferible decir que las marchas, en las que se infiltran desde pandilleros digitados hasta terroristas, causarán pérdidas que perjudicarán directamente a todos los peruanos, porque los locales públicos incendiados y los aeropuertos atacados, entre otros, fueron construidos con dinero que salió de los bolsillos de la población. Además, por el bloqueo de carreteras, cierre de aeropuertos y violencia en las calles, desde los ambulantes hasta los emprendedores, las pequeñas y medianas empresas dejan de trabajar y, por lo tanto, no pueden ganarse el pan diario. Es triste que se tenga que botar la leche avinagrada o las frutas podridas debido al bloqueo de carreteras.
Las mesas de diálogo, con la participación de los ministros, se erigen como la única vía que puede permitir exponer propuestas y negociar acuerdos para darle solución a la crisis. Si no se recurre al mensaje y al lenguaje adecuado, las cosas se pueden complicar lo cual no es lo más adecuado para la paz y el desarrollo del país. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.