Opinión

Sembrar quimeras y cosechar fracasos

Por: Ángel Delgado Silva

Como tenía que ser, las elecciones primarias para nominar a los candidatos de las fuerzas políticas que competirán en las próximas elecciones regionales y municipales, fueron una grotesca pantomima. Un ridículo atroz sin parangón, una befa burlesca a la ciudadanía y un nuevo descrédito mayúsculo, reiterado y ojalá definitivo, para la obsesión oficialista de armar un sistema de partidos a la medida de los organismos electorales. No extraña por ello, que lamiendo su fracaso los caviares –culpables de imponer las reglas del desastre– enjuaguen sus lágrimas culpando a los miembros de aquellas organizaciones, que en gran medida ellos han prohijado. Todo al amparo de la sombra siniestra del lagarto Vizcarra, que los estimuló para tales tropelías.

En efecto, este descalabro tiene su propia historia. Empieza cuando el traidor a Kuczynski, su vicepresidente, culminó su ambición y asumió el mando en marzo del 2018. Mas no se sintió satisfecho. Y de inmediato pasó a conspirar con los caviares que habían apoyado al expresidente, adoptando su agenda política. Por este pacto nefario el nuevo presidente se comprometió a cancelar al Consejo Nacional de la Magistratura, para someter a la Fiscalía y al Poder Judicial, al dominio caviar. A cambio, los felipillos pondrían en marcha una “reforma política”, que reforzaría el poder presidencial en perjuicio del Parlamento y las demás instituciones del Estado. El sueño autocrático hecho realidad abominable.

El perverso plan tenía un capítulo sobre los partidos políticos. Era menester doblegarlos. Ya sea debilitándolos hasta la extinción, si fuera posible (aquellos que tenían prosapia política). O, ya sea, alentando partidos de pacotilla, personalistas y de clientelas sumisas, según la pauta de las agrupaciones regionales que impulsan por doquier. Es verdad, que la partidocracia ha acusado yerros tremendos y, por lo mismo, se han desprestigiado de modo inexcusable. Pero también es cierto que nunca el sistema de partidos ha sido tan endeble y procaz como ahora, luego de las seudo reformas impuestas, por los “expertos” caviares. Objetivo e incontestable. Y la última debacle de primarias artificiales y obligadas, lo confirma a plenitud.

A estas alturas va quedando claro que no enfrentamos sólo a estupideces, frutos de manuales copiados de afuera y carentes de verificación práctica en la complejísima realidad peruana. Aunque tercos los promotores, por los resultados nefastos deberían rectificar. Pero no.

Entonces hay que pensar que estamos ante una sibilina estrategia para bloquear y reducir la participación en la vida pública. Así se mata la libertad de organización política como derecho ciudadano, mediante una reglamentación asfixiante, enrevesada adrede para justificar la injerencia de la burocracia electoral, en cuestiones partidarias. Sin advertirlo, han sido estatizados. Ya no son la expresión libre de la voluntad popular. Y no atraen a nadie.

(*) Constitucionalista

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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