Opinión

Se aprobó el retorno a la bicameralidad

Por: Omar Chehade Moya

En estos casi tres años de funcionamiento de este Congreso he sido muy crítico al desempeño legislativo y conductual de la mayoría de sus miembros, sin embargo, es justo reconocer que lo mejor que han hecho en este periodo, aparte de vacar al golpista Pedro Castillo, es haberse puesto de acuerdo para aprobar después de 30 años el retorno del Senado de la República.

Una de las cosas más malévolas que hizo Vladimiro Montesinos en el gobierno de Fujimori luego del golpe de estado del 5 de abril de 1992, fue debilitar al Congreso empequeñeciéndolo a su más mínima expresión (se pasó de 240 a 120 parlamentarios) y encima se eliminó la Cámara Alta con el único objetivo de que el poder ejecutivo controlara al parlamento, avasallándolo y convirtiéndolo en una mesa de partes dominada por una mafia que aprobó muchas veces la más viles de las leyes, entre otras cosas, para fomentar la re reelección del ex presidente Alberto Fujimori, controlar diversas instituciones tutelares del estado, y hasta amnistiar inconstitucionalmente a escuadrones de la muerte que violaron los derechos humanos.

Luego de la caída del régimen fujimorista hubo varios intentos infructuosos para recuperar la bicameralidad. En la Comisión de Constitución y Reglamento que presidí en las dos oportunidades que fui congresista aprobamos el dictamen de retorno al Senado, sin embargo, cuando llegó al pleno el 2014, la bancada fujimorista se encargó de negarse a votar a favor (porque su líder Alberto Fujimori había eliminado esa institución en 1993) y luego el 2020, cuando una renovada bancada fujimorista había cambiado de opinión para retornar a la bicameralidad, el encargado de la presidencia de la República, el polémico Francisco Sagasti, quien a la sazón había sido socio del malévolo Martín Vizcarra, no solo se encargó de boicotear en el pleno el proyecto bicameral que aprobamos en primera instancia, sino que tuvo el desparpajo de amenazar al presidente de la Comisión de Constitución para no hacer mayores reformas políticas. Hoy son momentos prometedores.

El regreso del Senado a partir del 2026 traerá mejores leyes, una mayor reflexión al momento de su debate, ya que mientras la Cámara de diputados tendrá iniciativa legislativa, el Senado se encargará de revisar los dictámenes aprobados por la Cámara baja, impidiendo que se aprueben normas entre gallos y media noche, o proyectos de leyes del Poder Ejecutivo que muchas veces quieren imponer a manu militare su aprobación. En conclusión, el Senado evitará las autocracias del gobierno de turno y las ligerezas de la actual unicameralidad. Ahora el Senado tendrá una visión nacional, perspectiva de estado y podrá elegir a las altas autoridades. Solo exigimos que los partidos lleven a los mejores cuadros políticos al legislativo y no a bárbaros, ignorantes o saqueadores. Otro punto clave de la aprobación de la bicameralidad es el retorno a la reelección parlamentaria que perversamente Martín Vizcarra había eliminado para deshacerse de sus enemigos. El Congreso necesita gente capaz y con experiencia porque el parlamento es una carrera política como todo país democrático y civilizado. Enhorabuena.

(*) Ex vicepresidente del Perú

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