Opinión

Racismo, incas y cultura moche (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La hija de Alfredo Barnechea contrajo matrimonio en Trujillo con Martín Cabello de los Cobos, nieto de los condes de Fuenteblanca de España. El video de la boda, que la misma novia compartió en las redes sociales, muestra a la pareja caminando por una calle mientras indígenas arrodilladas en el suelo realizan labores domésticas y les lanzan flores. Al final, Belén Barnechea baila una canción moderna con un curaca, mientras esclavos encadenados les hacen la ronda. La imagen, que muestra un potente contraste sociocultural e histórico, ha puesto nuevamente en las trincheras de combate a sectores antagónicos de la sociedad peruana.

Unos ven racismo y humillación; otros, glamur, un toque cultural y ese cariz sublime que a veces parece tener el poder. Sin embargo, en ambos bandos hay argumentos equivocados y que denotan ciertos complejos.

La mayoría observa en la escena una “temática virreinal” de índole racista y clasista, cuando en realidad se trató de una representación del pasado prehispánico Moche, una cultura que floreció antes que los incas, en épocas en las que Francisco Pizarro y compañía todavía ni nacían. La escenografía Moche es muy común en Trujillo y toda la región La Libertad, por eso no es nada raro que haya sido elegida para el acontecimiento.

De todos modos, el montaje de la boda fue un exceso y un desatino. Las ínfulas aristocráticas y la representación de la supremacía social, económica y cultural, con el sometimiento de las clases subordinadas, suelen lograr el repudio mayoritario de la población en estos tiempos de inclusión social, igualdad de género y rechazo a todo aquello que denote exclusión y discriminación. Cualquier expresión o imagen puede inflamar las venas más sensibles de la dignidad y el orgullo por nuestros antepasados, por su raza y su cultura.

La batahola causada por la escenografía de boda de la hija del “Virrey” Barnechea hace recordar un error cometido el año pasado por Alberto Fernández. En una conferencia, el presidente de Argentina dijo que “escribió alguna vez Octavio Paz que ‘los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos’. Eran barcos que venían de Europa”.

Fernández quiso congraciarse con Pedro Sánchez, el presidente español —por esos días de visita en Argentina—, pero cometió un desliz por el que después tuvo que ofrecer disculpas. En la boda de Belén Barnechea muchos perciben la misma connotación, la representación de la supremacía del poder que llegó en barcos, hace siglos, del Viejo Continente. Mañana continuamos. Porque lo digo y escribo siempre lo firmo.

 

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