Vargas Llosa: literatura y política

La valía de la obra y de la gloria de Mario Vargas Llosa son inmunes a las arteras críticas que suelen lanzarle los detractores de su línea política e ideológica. Resulta ingrato y mezquino calificar al escritor solo por sus experiencias políticas y su obstinación por defender ideas liberales o de derechas. Ahora que, a sus 87 años, acaba de crear una nueva novela, “Le dedico mi silencio”, que está en la boca del horno, seguramente por ahí saldrán algunos a criticarlo.

A los artistas también los asiste el derecho de tener una posición política, pero esta, cualquiera que fuera, no tiene por qué eclipsar su obra, aun cuando, en algunas ocasiones, se pueda reflejar esa preferencia. Hay un caso muy preciso y especial que demuestra la injusticia con la que se puede actuar si nos dejamos llevar por estos prejuicios. Se trata del escritor argentino Jorge Luis Borges, quien tenía todos los merecimientos para ganar el Premio Nobel de Literatura, pero la Academia Sueca hasta ahora debe estar lamentando no habérselo entregado.

El propio Borges, con su estilo pícaro y mordaz, le explicó a Vargas Llosa, allá por 1981, en una entrevista en su casa de la calle Maipú, por qué la Academia no le había concedido el Nobel: “Porque esos caballeros comparten conmigo el juicio que tengo sobre mi obra”. En realidad, la razón fue de índole política, por lo que los miembros de la Academia consideraban “políticamente correcto”. Es decir, no era de su agrado la posición política del autor “Ficciones” y “El Aleph”.

Vargas Llosa no siempre abrazó las ideas liberales. Durante el régimen militar de Juan Velasco Alvarado aplaudió las reformas, como la entrega de la tierra a los campesinos, la participación de los trabajadores en la gestión y propiedad de las empresas, el rescate de las riquezas naturales y la política nacional independiente. Sin embargo, criticó a Velasco por el cierre de diversos medios de comunicación, medida a la que calificó de autoritaria y violadora de la libertad de expresión.

Eso ocurrió en los años 70, pero al literato peruano le dieron el Premio Nobel en el 2010, dos década después de su candidatura por el Fredemo, un frente de derechas. Hasta entonces, Vargas Llosa ya había escrito “Ciudad y los perros”, “Conversación en la catedral” y “La guerra del fin del mundo”. Ahora está en camino “Le dedico mi silencio”, que será publicada por editorial Alfaguara el 26 de octubre. Dicen que es una novela con guitarra y cajón, que ya nos ocuparemos de aquilatar en su momento. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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