Opinión

¿Quién propicia las inequidades sociales?

Por: Fernando Cillóniz Benavides

La gente deplora las inequidades sociales. En el fondo, deploran la injusticia. Yo también deploro la injusticia. En realidad, todos – excepto los corruptos – deploramos la injusticia en nuestro país. ¿Por qué unos tienen mucho, y otros no tienen nada?

¿Por qué algunos estudian en buenos colegios y universidades, mientras que otros no tienen ni para los útiles? ¿Por qué unos viven en casas con agua, luz, gas domiciliario, internet, parques y jardines, escuelas de alto nivel para sus hijos, hospitales de primera, seguridad en el vecindario; mientras que otros – 1´600,000 familias peruanas – viven hacinados en chozas de esteras, cartones y plásticos, sin agua ni luz?

¿Por qué tanta gente pobre murió por falta de oxígeno, en plena pandemia? ¿Por qué más del 70% de los trabajadores peruanos no tienen empleo formal? ¿Por qué, por qué, por qué? ¿Por qué a unos les va bien, mientras que a otros les va pésimo? ¿Por qué tanta inequidad?

Obviamente, la gente tiene derecho a protestar, indignarse, y formularse aquellas interrogantes. Sin embargo, la pregunta no debería ser tanto ¿por qué? sino ¿quién? ¿Quién propicia tales inequidades? Pues resulta que las cuatro grandes carencias de la gente pobre en nuestro país son: (1) Agua y Vivienda, (2) Salud, (3) Educación, y (4) Seguridad y Justicia. Precisamente, los cuatro servicios básicos que el Estado debería proveer a todos los peruanos.

El Estado es la madre del cordero. El Estado es el responsable de tantas inequidades. No obstante, ahí están – como si nada – los alcaldes y regidores corruptos propiciando invasiones de tierras, para luego lucrar descaradamente con la venta de esteras, agua en cisternas, y todo tipo de bienes y servicios, mientras la gente pobre vive abandonada, carente de los más elementales servicios públicos. Ahí están las empresas municipales de agua y saneamiento fallidas. Ahí están los gobernadores regionales corruptos – coimeros – con hospitales inacabados y / o sobrevaluados. Y los médicos de Estado que abandonan su trabajo – y a sus pacientes – para atender en clínicas privadas. ¿Por qué no hay quejas ante la descarada corrupción e inoperancia del Estado en los ámbitos regionales y municipales?

Por ello ¡qué demagógico y politiquero resulta atribuir al modelo económico, a la Constitución, o – más absurdo aún – a las empresas privadas, las clamorosas injusticias e inequidades antes señaladas! ¡Qué mentes tan resentidas y acomplejadas las de los políticos, periodistas y académicos que pregonan semejante insensatez!

¡Vamos! Nuestro problema es el Estado. Ciertamente, el Gobierno Central… presidentes, ministros y funcionarios sin valores, pero también – y sobre todo – Gobiernos Regionales y Municipales, donde priman la corrupción, el clientelismo y la inoperancia. El Congreso de la República, infiltrado por parlamentarios que defienden oscuros intereses. El Poder Judicial indolente y corrupto, al igual que sus pares del Poder Ejecutivo y del Congreso. Excepto – valgan verdades – unas cuantas instituciones estatales del ámbito económico nacional.

El gran objetivo nacional debería ser combatir la corrupción y la inoperancia del Estado. Pero de verdad. No como aquellos que pregonan integridad, y resultan tan coimeros como todos. Vizcarra y Castillo… por ejemplo.

Para ello no hay que cambiar el Modelo Económico – y menos, la Constitución – como dicen muchos políticos demagogos y politiqueros. Lo que hay que cambiar es a quien propicia las inequidades sociales en nuestro país… el Estado.

(*) Exgobernador regional de Ica

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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