Opinión

Queremos paz y no la guerra (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Las guerras siempre tienen un pretexto, un detonante. Lo fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, en la Primera Guerra Mundial; y la invasión de Hitler a Polonia, en la Segunda, pero siempre hay antecedentes que van preparando las condiciones para una conflagración. Se podría decir que Israel e Irán se las tenían juradas, pero ocurrió un hecho que percutó el ataque con misiles, aviones y drones kamikaze de Teherán sobre Jerusalén.

A inicios de mes, las fuerzas de Israel bombardearon el edificio del consulado de Irán en Damasco, la capital de Siria. En el ataque aéreo murieron siete importantes militares iraníes, entre ellos el general de brigada Mohamed Reza Zahedi, uno de los comandantes de más alto rango de la denominada Guardia Revolucionaria. El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, advirtió que le daría una “bofetada” a Israel en represalia. La amenaza se cumplió el último sábado, casi dos semanas después y, si para el régimen iraní un bombardeo con misiles, aviones no tripulados y drones cargados con explosivos es una simple “bofetada”, imaginemos cómo sería si entran a pelear con todas sus armas.

Efectivamente, según Irán el ataque de hace una semana, denominado “Operación Promesa Verdadera”, se realizó en respuesta al ataque que recibió en su consulado en Damasco. Por su parte, Israel informó que la embestida iraní se frustró al 99 % y algunos misiles balísticos alcanzaron una base aérea, causando “daños menores en la infraestructura” y una niña sufrió heridas.

Ante el riesgo de una guerra de mayor magnitud, Irán afirma que no busca aumentar la tensión en la región y el ataque contra Israel fue “necesario, proporcional y dirigido a objetivos militares” para crear “capacidad de disuasión”. Sin embargo, Israel se prepara para una respuesta de gran magnitud.

El asunto es preocupante, pues, como decíamos, grupos militares rebeldes, naciones vecinas del Medio Oriente y otros países, principalmente grandes potencias, podrían alinearse detrás de Israel e Irán para ejercer un rol más activo en la guerra. Ya Estados Unido, el Reino Unido y Alemania lo están haciendo con una ayuda que le ha permitido a Israel activar exitosamente su “cortina de hierro” para eliminar los proyectiles lanzados por Teherán.

Uno de los grandes temores es que en esta guerra se usen armas nucleares, decisión que causaría grandes perjuicios a la humanidad y motivaría la intervención directa de otros países. La llamada Tierra Santa no merece ser escenario de ninguna guerra. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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