Opinión

Proclamación carece de legitimidad política

Por: Víctor García Toma

Ad portas de la conmemoración del bicentenario de la independencia del Perú, se ciernen sombras sobre el futuro de la democracia en nuestro país y esto a raíz de una inadecuada actuación del Jurado Nacional de Elecciones que, teniendo la responsabilidad constitucional de cautelar el voto ciudadano y habiéndose negado a cumplir esa función, anoche ha proclamado a Pedro Castillo como próximo presidente de la República.

Si bien es cierto esta proclamación está revestida de legalidad porque es competencia del Jurado, estamos frente a una realidad precaria que carece de legitimidad política.

Castillo tomará la posta de Francisco Sagasti quien tuvo el buen tino de corregir aquello que se había convertido en una mentira con Martín Vizcarra y el ingrato caso de los vacunagates, pero más allá de ello han sido meses sin resultado alguno en cuanto a políticas de gobierno. A ello hay que agregar que Sagasti nos deja un poco transparente proceso electoral que la historia dirá si fue así. Sagasti se va de Palacio y no deja ninguna huella particularmente trascendente. Por otro lado, tenemos un Parlamento conformado así por reformas torpes como impedir la reelección congresal y no haber hecho mejoras al sistema de régimen de partidos. Nos espera un Parlamento fragmentado con nueve bancadas y 10 partidos políticos, muchos de los cuales carecen de ideologías y programas.

Este es el panorama que se avizora y probablemente se repita un fenómeno de reciente data: el transfuguismo. Hasta no hace mucho, le decíamos tránsfugas a aquellos legisladores que buscaban un cambio al no estar de acuerdo con las decisiones de su bancada, a ellos se les conocía como los renegados; pero hoy el tránsfuga es aquel que va en busca de objetivos personales y logros particulares. La realidad como país nos indica que estamos frente a un Ejecutivo cuestionado y sin el debido respaldo ciudadano y con un Legislativo fragmentado. A ello hay que sumarle que tenemos un Poder Judicial y un Ministerio Público que en los últimos tiempos están atestados por la politización, así tenemos que los tres poderes del Estado estarían en cuestión.

Lo que los ciudadanos de buena fe esperamos en el próximo quinquenio es un gabinete de ancha base, respetuoso de la Constitución y consciente de que sus labores prioritarias son solucionar la crisis económica, combatir la pandemia, erradicar la inseguridad ciudadana y llevar a cabo el proceso de reconstrucción del Estado para satisfacción de los colectivos. En primera línea también debe estar la lucha contra la corrupción como son los casos Odebrecht y Lavajato. Esas son las principales tareas del nuevo gabinete.

Respecto al futuro Congreso, esperamos que tenga ponderación, prudencia y prime la cordura para la convergencia de ideas que permitan a nuestro país salir adelante. En manos de todos estos protagonistas está que todas estas piezas se conjuguen correctamente.

(*) Exministro de Justicia

(*) Expresidente del Tribunal Constitucional

 (*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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