Opinión

Políticos y técnicos: cuerdas separadas

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Perú Libre vs. Fuerza Popular. Un economista con tanto desconocimiento que no parece haber estudiado ni siquiera a Adam Smith ni a Carlos Marx. Otro economista con muchos pergaminos y roce internacional que defiende un programa social que él mismo cuestionó anteriormente, y encima se equivoca en las cifras. Una magíster que se ufana de su nivel académico y experiencia profesional, pero se enreda en sus palabras y no sabe qué más decir. Un médico que dice que este año podrán inmunizar contra el COVID a todos los niños -para que el 2022 puedan volver a clases presenciales-, cuando la vacuna para menores de 12 años aún no ha sido desarrollada. Esos son los técnicos que ofrecen poner al servicio del país los dos candidatos presidenciales.

Muchos pensábamos que el debate de equipos técnicos podría tener gran influencia en la tendencia del voto electoral, que inclinaría la balanza y haría que uno de los candidatos saque una amplia ventaja, pero por lo visto el balance para ninguno de los dos partidos en contienda, Perú Libre y Fuerza Popular, parece ser optimista. Ganó el equipo de Keiko Fujimori, pero el triunfo no fue categórico, por goleada, para decirlo en el argot deportivo. El equipo de Pedro Castillo tiene puntos flacos muy notorios en el aspecto técnico.

La lectura de esta realidad deja traslucir un interesante detalle. En décadas pasadas, a los partidos políticos no les resultaba tan difícil formar sus propios equipos técnicos. No buscaban mucho porque, o bien los encontraban entre sus cuadros políticos o dentro de su propia militancia. Había una mayor sincronía entre lo político y lo técnico. Esa bifurcación ha hecho que, de alguna manera, la política se desnutra del aporte profesional tan necesario. Y, por otro lado, que los técnicos menosprecien a los políticos. Las cuerdas separadas le han hecho daño a las políticas de estado.

En la actualidad, los candidatos, apurados, se ven en la necesidad de tocar las puertas de otros partidos o aceptar a quienes, por voluntad de apoyar o interés, se ofrecen para integrarse a sus equipos técnicos. Eso, sin duda, es un riesgo.

El último debate será este domingo 30 en Arequipa y pondrá al frente, nuevamente, a Castillo y Fujimori. Esperemos que esta vez sí, con la exposición de sus planes, despejen las dudas que aún tienen millones de peruanos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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