Uno de los grandes problemas en la lucha contra la inseguridad ciudadana es la falta de planificación. A nivel general, se cuenta con el Plan de Acción de Seguridad Ciudadana del periodo 2024-2027, que es definido como “un instrumento de gestión a corto plazo que nos va a permitir de manera planificada, minimizar y controlar las acciones de la inseguridad ciudadana”. La delincuencia es un fenómeno social complejo que cambia con frecuencia, se adapta y evoluciona de acuerdo con las posibilidades que tiene de sacar provecho de determinadas situaciones, de momentos y circunstancias. De tal manera que una modalidad delictiva no va a ser igual, tanto cuantitativa como cualitativamente, en el transcurso de este año y en el 2025, 2026 y menos el 2027.
A pesar de eso, al plan para 4 años es calificado como de “corto plazo”. Una concepción del problema de esa naturaleza no guarda relación con la realidad, pues se necesitan planes a plazos más cortos, más específicos y precisos. Porque, así como cambian o se transforman los escenarios, las armas usadas y las estrategias en las guerras, en la lucha contra la delincuencia también debe haber una constante adaptación a la realidad.
Un plan de seguridad ciudadana puede tener diagnósticos, marcos conceptuales, estadísticas, tácticas, estrategias, etc., pero lo que sirve hoy, no será necesariamente útil para mañana, salvo las líneas maestras. Las bandas de extorsionadores, sicarios o extorsionadores de hoy no son las mismas que las de hace cinco años, antes de la pandemia y cuando en el país no había tantos delincuentes extranjeros. Y en el 2025, 2026 y 2027 tampoco funcionarán como ahora lo hacen.
Lamentablemente, a nivel de planes contra la delincuencia a corto plazo estamos, de acuerdo con un reciente informe de la Contraloría, en una situación crítica. Las cifras así lo hacen saber, pues 414 comisarías, de un total de 1,325 a nivel nacional, no elaboraron su plan de patrullaje en el 2023 y la cifra se incrementó este año a 575. Además, según la misma investigación, el Ministro del Interior no contaría con estudios sobre manifestaciones de inseguridad ni delito.
Se aplauden las buenas acciones de la PNP, como el rescate de la empresaria Jackeline Salazar y otros operativos exitosos, pero también debemos pensar en el obrero que es asaltado cuando sale temprano a trabajar, el ama de casa cuando va al mercado o los escolares y universitarios cuando se dirigen a sus centros de estudios y les roban el dinero de sus pasajes, celulares y hasta cuadernos. Por ello, la lucha contra la delincuencia no debe parar en el país hasta acabar con esa lacra social que tanto daño le hace a nuestra sociedad. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
