Opinión

Otra vez los secuestros

Por: Martín Valdivia Rodríguez

No se equivocó el analista Jaime Antezana cuando, al ser consultado por reporteros de La Noticia, advirtió que la ola delictiva iría en alza en el país, donde —según él— hay bandas criminales más poderosas, incluso, que las que operan en Ecuador, donde han puesto en jaque al gobierno de ese país. Hay asesinatos perpetrados por sicarios casi todos los días, tanto en Lima como el interior del país, pero el caso del empresario minero Santos Guillermo Sánchez Vera, de 38 años, en Santiago de Chuco, provincia de la sierra de La Libertad, vuelve a poner el secuestro como una modalidad delictiva propia de los años del terrorismo, cuando las huestes del MRTA plagiaban a empresarios y los asesinaba.

A Santos Sánchez lo secuestraron hace una semana cuando iba en su camioneta con su guardaespaldas y su amigo. Los delincuentes emboscaron el vehículo del empresario, a quien se llevaron, pero antes asesinaron a balazos a sus acompañantes. En casi una semana de negociaciones con la familia del empresario minero, los plagiarios recurrieron a métodos intimidatorios pocas veces vistos en el Perú. Le cercenaron tres dedos de la mano izquierda, quizá para obligarlo a convencer a su familia para que pague los US$10 millones que exigían como rescate a cambio de devolverlo con vida.

En noviembre del año pasado, el empresario Iván Marcel Díaz Garrido también fue secuestrado en Trujillo y los extorsionadores le cortaron tres dedos de una mano. Lo mismo hicieron con Santos Sánchez Vera, por lo que se presume que se trate de la misma banda que azota a esa parte del norte del país.

En Lima también se han producido varios secuestros, como el de la menor Angélica Vásquez Barrientos, de 12 años de edad, en Comas. La presión de la prensa y las investigaciones policiales pareciera que llevaron a los plagiarios a descuidarse y la adolescente pudo escapar.

También el año pasado, Lucero Trujillo, de 27 años, hija de un empresario del sector frigorífico, fue raptada en frente de la empresa familiar por tres sujetos de acepto venezolano que la dejaron libre luego de cobrar el rescate.

Estos hechos demuestran que los secuestros se vienen dando desde hace tiempo, pero solo algunos se vuelven mediáticos debido a que, en la mayor parte, las familias de las víctimas prefieren que el hecho no trascienda para poder manejar la situación en privado y directamente. La Policía está llamada a actuar no solo en el campo operativo, sino en el de la inteligencia para desbaratar a estas sanguinarias bandas. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button