Opinión

No basta decir “terrorismo nunca más”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La muerte de Abimael Guzmán pone punto final a una historia de muerte, dolor, destrucción y desolación. Desde que se inició, en 1980, el terrorismo, con su ideología totalitaria y la violencia como instrumento de poder, de ninguna manera fue el camino que conduciría a la justicia social, como lo preconizaban los cabecillas de Sendero Luminoso, empezando por el denominado “camarada Gonzalo”.

El propósito de Sendero Luminoso fue debilitar al Estado, ir minándolo y cercándolo mediante el hostigamiento traducido en crueles atentados terroristas y asesinatos selectivos. El componente ideológico marxista y leninista complementado con los mecanismos que utilizó Mao Tse Tung en la revolución china, la misma ruta, del campo a la ciudad. Por esa razón, el fundador de Sendero inició lo que denominó “lucha armada” en la comunidad campesina de Chuschi, un pueblito alejado de Ayacucho. Allí empezaría la barbarie del llamado “pensamiento Gonzalo”, que se creía la “cuarta espada” del comunismo internacional. Un terrible baño de sangre que dejó miles de viudas y huérfanos en el país.

Lo de Sendero Luminoso es una historia que no se debe repetir nunca más. Pero para ello es necesario no solo reconocer a esta organización como terrorista y condenar su sangriento accionar. No bastan la indignación, el repudio y repetir la frase “terrorismo nunca más”. También hay que saber las causas de un fenómeno que, aunque muchos piensen de otra manera, tuvo una motivación.

Abimael Guzmán, exprofesor de filosofía, fue un ideólogo que estructuró y puso en marcha un plan maquiavélico, pero lo pudo mantener más de una década. Para ello se valió de un sistema estratégico, de un esquema táctico, demencial, sí, pero con un objetivo claro, que era la toma del poder por las armas para imponer un régimen dictatorial.

Ese puñado de hombres que se alzó en armas, iniciando lo que pensaron sería una revolución, llegó a tener cierto poder en el Perú porque utilizó como caldo de cultivo asuntos que hasta ahora no se han resuelto. La democracia posee las herramientas que permiten borrar las semillas que pueden hacer crecer a esa mala hierba que es el terrorismo, pero si persiste el caldo de cultivo de la injusticia y la desigualdad, el riesgo puede persistir. Se ha derrotado a Sendero en los terrenos ideológico y militar, también hay que hacerlo en el plano social. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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