Opinión

No al chantaje rojo

Por: Francisco Diez-Canseco Távara

Es un buen síntoma, a nivel internacional, que después del objetivo informe sobre la situación del Perú publicado por el “Wall Street Journal”, la prestigiosa revista “The Economist” haya presentado un transparente análisis señalando que nuestro país no requiere de la interferencia, sino del apoyo de sus vecinos latinoamericanos, precisando que “los líderes populistas de México y otros países apoyan un golpe contra la democracia cuando lo realiza uno de su grupo. Ellos rechazan el pluralismo político que encarnan las legislaturas, porque su creencia implícita es que solo el presidente tiene legitimidad democrática”.

“The Economist” va más allá cuando precisa que en nuestro país “las protestas son impulsadas, más que por la indignación popular, de grupos de extrema izquierda, mineros ilegales y traficantes de drogas las están orquestando para forzar una Asamblea Constituyente. Es una táctica familiar y lamentable. Hugo Chávez en Venezuela y otros populistas de izquierda en América Latina han usado estas asambleas para obtener un poder absoluto”.

Lord Acton señala que el poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente. Y no hay mejor prueba de ello que los regímenes corruptos e ineptos de Maduro en Venezuela, los Castro en Cuba y Ortega en Nicaragua, en donde estos personajes se han llenado los bolsillos con el dinero del pueblo al que dicen apoyar y, en la práctica, esquilman y empobrecen sin misericordia alguna.

Lo que estamos viviendo hoy en nuestra Patria -que defenderemos hasta las últimas consecuencias- es el chantaje armado, en base a la mentira y el engaño, por grupos comunistas que caminan de la mano con sectores económicos ilegales y delincuenciales -como bien lo ha indicado “The Economist”- en el impulso al caos y la anarquía para destruir la democracia y establecer un sistema totalitario y corrupto que les garantice, como ocurre en Venezuela y Cuba, total impunidad a sus organizaciones criminales.

Por eso le decimos no al chantaje rojo que solo representa a una minoría actuante que necesariamente tiene que recurrir a la violencia engañando al pueblo y alquilando mercenarios para convencernos que en el Perú -normalmente pacífico- se ha levantado una gran masa para exigir la renuncia de Dina Boluarte, el cierre del Congreso y una Asamblea Constituyente respecto de la cual el propio Pedro Castillo reconoció que no sabía nada.

Si se convoca a elecciones generales anticipadas esto no debe ocurrir, de manera alguna, como consecuencia del chantaje rojo sino dentro del marco de un país pacificado, en el que se ha restablecido el principio de autoridad, se han hecho indispensables reformas políticas y electorales, y se desarrolla una conciencia colectiva que efectivamente erradique a corruptos, aventureros e ignorantes del acceso al Poder.

(*) Presidente de Perú Nación

(*) Presidente del Consejo por la Paz

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