
La inamovilidad decretada por el gobierno entre gallos y medianoches ha sido una medida inconstitucional. Ni en la época de Juan Velasco ni en la época de Alberto Fujimori se había dictado una medida como esta y que luego tuvo que ser dejada sin efecto sin haber llegado a una conclusión.
Lo real y concreto en la situación que nos encontramos en este momento, motivada por el presidente de la República al sostener que la protesta de los transportistas y de la gente de provincia tenía a personas que habían recibido dinero. Eso incentivo mucho más la protesta.
También hemos visto que, lejos de encerrarnos para evitar que la gente salga a la calle, el efecto fue todo lo contrario. Lo que vimos fue un considerable número de personas que salieron a la calle sin tomar en consideración lo dispuesto por el gobierno. Lo acontecido ayer solo ha ratificado la incapacidad que tiene el presidente para manejar una situación que fue ocasionada por el propio Ejecutivo.
Como lo he dicho en anteriores columnas, esta crisis se refleja en el alza del combustible, el gas y los artículos de primera necesidad. Lo lamentable es que un ministro salió a declarar que “solo” hubo cuatro muertos; y otro señaló que por un día que dejemos de comer no va a pasar absolutamente nada. ¡Es una burla para el pueblo!
No hay forma de justificar una medida como lo que se ha tomado para evitar las manifestaciones.
Todo esto es nocivo para la dignidad del país, sobre todo porque ha muerto un niño y, recordemos, que anteriormente, el Congreso actuó constitucionalmente al vacar al señor Martín Vizcarra por haber cometido hechos graves de corrupción.
Las manifestaciones de ayer han sido espontáneas, ha sido una reacción del momento; la gente salió a la calle mostrando su rechazo a la orden de inamovilidad y a pedir la salida de Castillo. Esto no hace más que corroborar lo que vengo diciendo desde hace algún tiempo: estamos ante un desgobierno por la carencia del Ejecutivo de sacar adelante medidas que puedan paliar el grave problema político que estamos atravesando.
Lo vivido ayer es muy lamentable considerando lo que pasó el domingo en la Dirincri donde hay documentos relacionados al lavado de activos y, ¡oh casualidad! Los bomberos llegaron después de dos horas. Esto es muy sintomático, sospecho que están tratando de fabricar una cortina de humo, pero eso será motivo de una próxima columna.
(*) Ex decano del Colegio de Abogados de Lima
(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.