Mayoría de contagios en Madre de Dios provienen de la minería ilegal

Por César Picciotti

Este lunes, el doctor Luis Guillermo Hidalgo Okimura, gobernador regional de Madre de Dios, llegará a Lima a tocar las puertas de Palacio de Gobierno. ¿El motivo? No lo escuchan desde su despacho y está cansado de pedir sin que nadie mueva un dedo para revertir en algo la situación sanitaria por la que atraviesa su región. Con más de 400 muertos por COVID-19, una informalidad creciente producto de la minería ilegal y con la amenaza del ingreso de la cepa brasileña del mortal virus, Madre de Dios es una zona caliente, con escasos recursos para combatir esta enfermedad y la sordera de las autoridades que agrava esta delicada situación.

Doctor Hidalgo, hace unos días usted se mostró muy contrariado respecto a cómo el gobierno hace oídos sordos a sus reclamos, ¿cómo viene afrontando la pandemia del COVID-19 en su región?

Mire, durante el gobierno del señor Vizcarra se nos prometió construir el nuevo hospital de la región, un anhelo acariciado por más de 10 años. Nos pidieron trabajar el expediente técnico y este lo presentamos en octubre del año pasado. Lamentablemente, surgieron todos los problemas políticos que conocemos y hasta la fecha no nos dan los recursos necesarios para iniciar las obras. Actualmente venimos atendiendo a los pacientes COVID en los ambientes del viejo hospital, el mismo que tuvimos que ampliar con 50 camas habilitando una canchita de fútbol. Nadie nos contesta en Lima, nadie quiere dar la cara.

¿Cómo ha golpeado la pandemia en su región?

Actualmente tenemos 64 pacientes hospitalizados y 18 en Unidades de Cuidados Intensivos. En lo que va de la pandemia, han fallecido 446 personas. Solamente en este último mes hemos tenido 36 muertos, es decir, más de uno diario. Esta cifra es alarmante para una región que carece de los recursos necesarios para poder combatir eficazmente esta enfermedad. Al día de hoy solo nos quedan nueve camas hospitalarias libres y algunas camas UCI, atendidas por un solo médico intensivista boliviano, que tuvimos que contratarlo de Brasil para que venga a trabajar a nuestra región.

¿Y cómo han enfrentado la escasez de oxígeno, tienen planta propia?

Con mucho esfuerzo trajimos una planta desde Alemania que quedó lista en el mes de agosto del año pasado. Esa gestión fue propia, sin intervención del gobierno. En ese sentido no hay problema. Otro tema que nos preocupa es que el único tomógrafo que tenemos en la región está malogrado; arreglarlo, significa casi medio millón de dólares. Entonces, frente a esa preocupación, no hay respuestas, solo hay silencio.

¿De qué manera la minería ilegal acelera los contagios del COVID-19 en la zona?

Desde el 2019 no se han hecho operativos contra la minería ilegal en la zona. En ese sentido, el Ejército ha cumplido su papel, ha expulsado a los mineros de la región de La Pampa. Sin embargo, se ha creado lo que yo llamo el “efecto globo”, es decir, los ilegales operan en torno a La Pampa e incluso a la vera de la carretera Interoceánica. Y es precisamente de allí, de la zona de La Pampa, que proviene la mayor cantidad de contagiados. En esos pueblos informales no hay ley, no hay policía, no hay Ejército. La gente no usa mascarillas, no hay distanciamiento social, hay fiestas y los bares y prostíbulos están plagados de gente.

¿Y qué hace el gobierno al respecto?

Nada. Se excusan diciendo que son un gobierno de transición, no han vuelto a hacer ningún operativo. Por ello la minería ilegal sigue sin ningún tipo de control. Pero eso no es lo único que nos preocupa.

También el comercio con Brasil…

Así es. En el puente internacional con Brasil no hay ningún tipo de control para la gente que llega del otro lado de la frontera. Incluso a los camioneros no se les obliga a presentar ninguna prueba negativa. ¿Dónde está el Ministerio de Salud? Sabemos que la cepa brasileña está contagiando y matando a más gente. Esa es una realidad que no podemos ocultar.

Y ahora usted viene a Lima a tocar la puerta de Sagasti…

Sí, y nos tendrá que escuchar. Por siglos Madre de Dios ha sido una de las regiones más olvidadas del país y ya estamos cansados de eso. No puede ser que se nos pretenda entregar apenas 6 mil tablets para una población de 44 mil escolares. A la fecha solo hemos recibido 1,700 tablets y para una región donde ni siquiera existe conectividad a Internet. Es decir, cosas que no podemos tolerar.