Opinión

Los “accidentes” del periodismo

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La palabra “accidentalmente” se hizo tendencia ayer en Twitter. Al redactor de la sección Policiales de un diario de circulación nacional se le ocurrió suavizar el horrendo crimen cometido por un sujeto que ingresó a un restaurante de Miraflores y asesinó a una mujer, para luego suicidarse dentro de su auto. El periodista escribió que “la mujer falleció luego de que Felipe O’Neill la hiriera accidentalmente con su arma de fuego”. Un cibernauta comenta la ingenua “solidaridad” del reportero con el homicida: “Cuando eres un hombre blanco con plata, no se dice feminicidio sino ‘herir accidentalmente con su arma de fuego’”.

El comentario del tuitero parece exagerado y un intento más de soliviantar ese encono étnico causado, precisamente, por el racismo —por un lado— y el denominado racismo inverso —el odio contra una persona por ser blanca o extranjera—, que no niega la existencia de lo primero, como muchos intelectuales aseguran para desconocer esta nueva categoría sociológica. Pero el cibernauta tiene razón, pues es cierto que, si el feminicida hubiese tenido piel cobriza y un apellido no extranjero sino más bien de origen quechua, el aludido redactor habría utilizado, con toda razón, adjetivos como “salvaje”, “malvado”, “inhumano”, etc., en vez de indicar que causó una “muerte accidental”.

En la carrera del periodismo, por encima de estos condicionantes de carácter racial, que también pueden ser de índole económica, amical, geográfica, etc., están la objetividad y la veracidad. Es decir, que una noticia se sustente en los hechos y la lógica, así como en el conocimiento y la difusión de la verdad.

Pero al margen de estas consideraciones, que atañen al ejercicio profesional del periodismo, están el carácter moral, la sensibilidad humana y honestidad, valores que también son indispensables en esta carrera. Porque, como decía Ryszard Kapuscinski: “para ser buen periodista, hay que ser buena persona”.

Decir que un sujeto, cualquiera que fuera el color de su piel o el tamaño de su poder, mató a una mujer por accidente cuando las evidencias indican que fue un asesinato posiblemente tipificado como feminicidio, es una falta de respeto, una ofensa a la víctima y los deudos. El más mínimo sentido común nos indica que se trató de un crimen efectuado con premeditación, alevosía y ventaja. Lo que hizo el homicida después de asesinar a la mujer, incluso, así lo confirma. ¿O acaso el periodista piensa que el sujeto también se suicidó accidentalmente?. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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