Opinión

Las mil ediciones de LA NOTICIA (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El diario LA NOTICIA llegó a su edición número 1,000, guarismo simbólico y referencial. Y eso nos enorgullece. ¿Se imaginan lo que significa nacer en medio de una tormenta, con la cancha inclinada y con los otros tantos obstáculos que trajo la pandemia del covid? Llegamos por primera vez a los quioscos en medio de esas condiciones, enfrentando mil y una adversidades, pero resistimos con fuerza y pundonor. Y aquí nos tienen, amables lectores, parados y poniendo el pecho. Contentos de haber logrado sobrevivir y seguir firmes en la lucha cotidiana, muchas veces con el viento en contra, pero sobreponiéndonos a estos avatares que enfrenta el periodismo en estos tiempos de profundos cambios por la influencia de la tecnología en el campo de la información y la comunicación en general.

Deveras que ha sido duro, complicado y extenuante avanzar —con humildad y respeto, pero también con dignidad y energía— hasta lograr el posicionamiento de nuestro producto y la consolidación de nuestra marca, LA NOTICIA, en el difícil mercado de periódicos impresos.

No es exageración decir que nacimos en tiempos borrascosos. Durante la crisis sanitaria por el covid se restringieron muchas actividades para evitar el contagio. Casi todas. Se cerraron comercios, bancos, colegios y muchos otros establecimientos, pero la población necesitaba estar informada, mantenerse al tanto de la evolución de la pandemia y saber qué hacer ante el desconcierto y la desolación. Y, además, precisaba conocer qué hacían nuestras autoridades para enfrentar esos tiempos tan duros y dolorosos, con la muerte rondando ya no en cada esquina, sino en cada hogar. Por eso asumimos el reto de nacer en medio de este escenario de imponderables y vicisitudes, de riesgos y amenazas. Logramos salir de ese túnel y aquí estamos, enhiestos y con la frente en alto.

Hoy, nuestro diario se ha ganado, por méritos propios, un lugar en el espectro de la prensa escrita. Nuestras páginas dan que hablar en los círculos profesionales, políticos, culturales y empresariales, donde nos conocen y nos tratan con respeto y aprecio. Y, lo más importante, tenemos la preferencia de nuestros lectores, quienes valoran nuestra forma de hacer periodismo con ese estilo propio que nos ha dado una identidad. Y vamos para adelante porque seguimos creyendo en lo que decía García Márquez, que “el periodismo es el mejor oficio del mundo”. Y también que “el buen periodista ha de ser, ante todo, una buena persona”, como afirmaba Kapuscinski. Siempre con nuestro lema: “Los tiempos cambian, la verdad, no”. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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