Opinión

La hambruna que se nos viene no es broma

Por: Richard Arce Cáceres

Las consecuencias de tener a un gobierno inepto y que ni siquiera tenga la voluntad de enmendar el rumbo, después de tantas alertas y sobre todo denuncias, que desacreditan su gestión, lleva al país a una situación insostenible y con un riesgo altísimo para una crisis sin precedentes.

No es un vaticinio apocalíptico, al contrario, pretendemos llamar la atención a las acciones del gobierno, que está perdido en un sinfín de actividades proselitistas -como si estuviera en campaña-, llamándoles consejos de ministros descentralizados, que al final, solo es un saludo a la bandera.

El problema es que Castillo ha dejado de gobernar hace varios meses, porque no está atendiendo los problemas de fondo y menos las alertas de crisis mundial que puede pasarnos una factura muy cara, exponiendo a todos los peruanos. Es real una posible hambruna, por la falta de previsión, planificación y sobre todo una desatención de políticas públicas, en este caso agrarias. Después de tener a un incompetente Zea de ministro y ahora a Arce – ambos con un único mérito de ser allegados a Cerrón- nos percatamos que a Castillo no le interesa el sector.

Porque la situación del agro es clave para el futuro del país, porque el problema es mundial, hay una escasez y sobre precio de los abonos, que son la base de la producción agrícola y en el caso del Perú no hubo una política de previsión para que se haga las compras para esta campaña agrícola.

La situación se complica, porque al parecer ni tienen idea del calendario agrícola y la problemática del sector; diferenciando la agricultura intensiva en la costa para la agroexportación y la agricultura de mayor parte del país, que garantiza la demanda interna y es inclusive de autoconsumo. Pero sin abonos se expone toda la producción nacional a niveles que puedan poner en riesgo la seguridad alimentaria.

El problema actual es que se ha triplicado el precio de la urea y esto ha generado que la importación del fertilizante se reduzca en un 84% en este primer trimestre, generando una presión en los agricultores, en sectores determinantes como los productores de arroz, que necesitan para duplicar el rendimiento del cultivo. Si antes en la estructura de costos de producción el fertilizante representaba el 30%, se imaginan lo que va a costar producir hoy.

Si hay un déficit de fertilizantes significa una disminución de cultivos y la consecuencia directa es la escasez en la disponibilidad de alimentos, incrementando sus precios en el mercado que van a afectar a los sectores más vulnerables.

Urgente, el presidente debe desplegar una estrategia de compra de fertilizantes de gobierno a gobierno, para evitar tanta especulación de las compras directas a empresas. Para la distribución tiene que ser eficientes, dejando ese criterio absurdo de entregar solo a los que tienen menos de 5 hectáreas; que le expliquen al ministro Arce que el uso del fertilizante varía de un lugar a otro, dependiente de la calidad de los suelos, el tipo de cultivo a sembrar y el tamaño de la producción.

Que despliegue la labor de la diplomacia para llegar a estos acuerdos entre países. Que fortalezcan los programas sociales, que se nos vienen meses de crisis alimentaria -hambruna-, para lo que se requiere una estrategia sistemática en los programas sociales, para atender desde los vasos de leche, ollas comunes y los programas del MIDIS como “Qali Warma” y “Juntos”. Manos a la obra.

(*) Excongresista

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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