Opinión

La generación de las gracias y el por favor

Por: Gustavo Martínez V.

Por unos audios que me pasó una persona a la que quiero mucho, reflexioné sobre las dos palabras que te abren las puertas del mundo: “por favor” y “gracias”. Recuerdo que mi generación tenía grabado en piedra el respeto a los padres, abuelos, hermanos mayores, profesores y, en general, a los adultos. Quizá ya seamos un grupo de personas que nunca más se vuelvan a ver.

Jamás se me hubiera ocurrido siquiera pedirle algo a alguien sin utilizar la palabra “por favor” y decir “gracias” tras recibirlo. Desde pequeño, me enseñaron a abrirle la puerta a las damas y cederles el asiento en el micro, fuera anciana o joven. Sin embargo, ahora, en pos de esa estupidez de la igualdad de género, este tipo de virtudes se empezó a diluir. Hay feministas que sostienen que pararte y dar tu sitio en un bus lleno es un acto machista ya que al hacerlo la consideras inferior. En general, hay una práctica sexista inútil.

Sin embargo, nací en una cultura que valoraba la honra y tenía otro tipo de valores. No podíamos ver a una mujer embarazada, un anciano o anciana de pie cuando yo estaba sentado. Me paraba inmediatamente. Espero equivocarme, pero siento que todo esto se ha perdido, dando como resultado que la generación actual sea la más huérfana de valores de toda la historia. Y esto porque se ha promovido ese pensamiento cultural de una total falta de respeto a las autoridades. Recuerdo que la mesa en mi casa era rectangular y mi padre siempre se sentaba en la cabecera. Si no estaba, el sitio quedaba vacío. Hoy se utilizan las mesas redondas para evitar el liderazgo pues “todos somos iguales”.

En el colegio, los maestros me castigaban hasta con golpes físicos. No sostengo que esté bien, pero hoy en día te llaman la atención y hasta a la cárcel pueden ir. Había un apoyo tácito de los padres a los profesores. Nunca escuché que los maestros me odiaban por castigarme o que me hacían bullying.

Ahora que soy padre, creo que es necesario enfrentar este tipo de temas en familia. Es decir, no por “no querer generar problemas”, podemos permitir indisciplinas y ser indiferentes. Por ejemplo, no podemos permitir que nuestros hijos se vayan y regresen a cualquier hora siendo menores de edad. Si no, entonces ¿cuál es tu asignación en este mundo como padre? Poner reglas en casa y sobre todo hacerlas respetar es parte de lo que nos toca.

La naturaleza del alacrán es picar; la del hombre es honrar porque en esencia somos gente de honor y en nuestro hogar debe haber honra (disciplina). Hace muy poco perdí a mi padre y siento que quizá quedé en deuda con él en muchas cosas. Quizá no fui el hijo que él soñó, pero de lo que estoy completamente seguro es que lo honré en todo su caminar.

(*) Periodista y sociólogo

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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