Opinión

Aún no se calman las aguas

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Por lo visto, la tormenta política no ha terminado. Si bien una amplia mayoría parlamentaria le dio el voto de confianza al Gabinete que preside Guido Bellido, se viene una agresiva campaña para la interpelación de varios ministros y posibles censuras. Por su parte, el primer ministro ha advertido que el Gobierno podría hacer uso del mecanismo de la cuestión de confianza.

¿Qué significa esto? Que, ante la presión de la oposición, el presidente Pedro Castillo podría convocar a sesión extraordinaria del Congreso y acudir con el premier y los ministros para exponer las razones de su solicitud. Si el Parlamento Nacional le niega dos veces la confianza, el mandatario queda facultado por ley para disolver el Congreso y convocar a nuevas elecciones dentro de cuatro meses.

En realidad, ese es un escenario que no está lejos y ya el premier Bellido ha dejado en claro que no se descarta ese recurso en el Gobierno. Además de las interpelaciones y exigencia para que se destituya a algunos ministros, la presión también está en las calles con las marchas de protesta, que son convocadas a través de las redes sociales.

Hay que tomar nota del número de congresistas que votó a favor de la investidura del Gabinete (73 de un total de 130) y también de los que lo hicieron en contra (50). Siete no emitieron su voto. Solo las bancadas de Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular votaron en pleno en contra. Además de Perú Libre, Juntos por el Perú y Acción Popular votaron a favor en bloque. Las demás bancadas se dividieron.

A ojo de buen cubero, como se decía antes, más o menos esta es la proporción que tendrán el oficialismo y la oposición: El primero fluctuaría entre 70 y 80 votos, mientras que la segunda entre 50 y 60. La votación del viernes último en el Congreso sirvió de alguna manera para medir fuerzas. Por lo visto, de cierta manera la balanza se ha inclinado hacia el lado del oficialismo.

Mientras no se resuelva esta situación, es difícil que el Ejecutivo pueda echar a andar sus naves en busca de encaminar su gestión con la finalidad de lograr la reactivación económica y derrotar a la pandemia. Hay muchos elementos de distracción. Se impone un análisis concienzudo y realista de la situación, sin apasionamiento político ni exageraciones, para definir qué es lo que le conviene al país. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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