Opinión

La difícil travesía de un premier (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

No quedaba otro camino que la renuncia de Alberto Otárola, pero el problema no ha terminado ahí. Ya la Fiscalía de la Nación investigará y tal vez al final se sepa la verdad para que los responsables tengan el castigo que merecen. Sin embargo, la tormenta no ha pasado. Lo más difícil para Dina Boluarte será sostener su gobierno y llegar al 2026 aunque sea con esa precaria estabilidad que, dadas las complicadas circunstancias, la protegía su ahora expremier. Porque no se puede negar que Otárola, con todos sus defectos, era una suerte de capitán de un barco acosado por tormentas en tiempos borrascosos.

Pese a que hasta hace unos meses parecía lo contrario, a Otárola no le resultaba fácil mantenerse sin sobresaltos en el gabinete, pues había fisuras. Eso se confirmó con el encontronazo final que tuvo con el canciller, a quien, en su mensaje de despedida, acusó de entrometido y figureti por adelantar lo que a él le correspondía anunciar y deslizar que sus más de 12 meses de trabajo se iban al agua. Ya antes, por el viaje para la transmisión de mando en Argentina, el premier y el canciller habían tenido un entredicho. Y es posible que otros ministros también le hayan tenido ojeriza.

Pero ahora queda claro que sus enemigos más peligrosos fueron quienes están detrás de la difusión de los audios y las revelaciones, a veces ambiguas y contradictorias, por cierto, de su amiga Yaziré Pinedo. Todo indica que, efectivamente, hubo un complot destinado a lograr su caída. Y, según parece, detrás de esta confabulación estaría el expresidente apodado “Lagarto”.

La caída de Otárola debe quedar como ejemplo para quienes llegan al poder y se sienten intocables, omniscientes e inmunes a cualquier peligro. Es verdaderamente ingenuo darse estos aires en estos tiempos de pugnas encarnizadas, a veces fratricidas, por el poder. Los “vladivideos” y los “mamanivideos” tumbaron a dos gobiernos, pero parece que no aprenden.

Desde el año 2000 hasta la fecha, Alberto Otárola es uno de los primeros ministros que más ha durado en el cargo, 1 años, 2 meses y 15 días. De un total de 34 premieres, solo Carlos Ferrero (1 año y 8 meses), Jorge del Castillo (2 años, 2 meses y 12 días), Juan Jiménez (1 año, 3 meses y 6 días) y Pedro Cateriano (1 año, 3 meses y 26 días) lo superan. En el gobierno de Pedro Castillo hemos tenido 5 primeros ministros —3 no duraron ni dos semanas— y 2 en el de Dina Boluarte.

Otárola cayó por un asunto, por así decirlo, extralaboral. Vamos a ver si el nuevo premier logra reencontrar el rumbo y mantener a flote el barco. Ojalá así sea, porque eso le conviene al país. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button