En Palacio de Gobierno se ha reabierto la Sala de Prensa, que se ingresa por la puerta del jirón de la Unión. Una señal que ojalá sea el inicio no solo de una buena relación del Ejecutivo con los medios de comunicación, sin que ello signifique genuflexión ni componendas, sino también garantía de uno de los pilares de la democracia: la libertad de prensa.
Aunque suena pomposo el nombrecito: Sala de Cronistas de Palacio de Gobierno, pues antes era solo Sala de Prensa, lo que en la práctica es en realidad. Parece que los colegas de la Casa de Pizarro se han querido copiar del Congreso de la República, donde antes había una sala de prensa que también era conocida como de “cronistas parlamentarios” siguiendo una errónea tradición de algunos países latinoamericanos y España.
Ocurre que los periodistas que cubren las incidencias en Palacio de Gobierno y el Congreso no son necesariamente cronistas, pues por lo general son redactores o reporteros. El término cronista alude al escritor que recopila y redacta hechos en el género literario que recibe el nombre de crónica. En televisión y radio se puede hacer crónica, pero por lo general solo se echa mano del reporte o el informe.
En la época virreinal el Perú tuvo tres grandes cronistas: el Inca Garcilaso de la Vega, Pedro Cieza de León y Felipe Guamán Poma de Ayala. Posteriormente, tenemos a Manuel González Prada, José Carlos Mariátegui y César Vallejo. Y en la época contemporánea están don Arturo Salazar Larraín, Alfonso Tealdo y otros tantos. En realidad, maestros de la crónica hay muy pocos, pues requiere del respeto de la técnica, un estilo refinado y, sobre todo, acreditar un amplio bagaje de conocimientos en cultura general, algo muy escaso en estos tiempos.
La crónica es un género periodístico exquisito que en su real dimensión es practicado por un número reducido de periodistas. Pero debería ser ejecutado cada vez por más hombres y mujeres de prensa, pues es tan importante que, según el conocido periodista y escritor español Álex Grijelmo, exdirector de la agencia Efe, “solo la crónica salvará al periodismo escrito”. Así que los colegas periodistas acreditados en la Sala de Cronistas de Palacio, especialmente los de prensa escrita, tienen la pelota en su cancha. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
