Opinión

La compañía del diablo

Por: Luciano Revoredo

Es cosa conocida que desde hace varias décadas los Jesuitas viven una grave crisis doctrinaria. Desde los días del Padre Arrupe en que casi la totalidad de la compañía adscribió como suyos los principios e ideas de la teología marxista de la liberación. Basta con decir que entre los “grandes” teólogos de esa siniestra corriente hay gran cantidad de jesuitas. Como una cosa lleva a la otra, la relajación de las ideas y el abandono de la sana doctrina lleva a que entre los jesuitas también aparezcan corrientes de sacerdotes que se suman al lobby gay, a posiciones ambientalistas, a cultos animistas y a toda suerte de desviaciones paganas.

Es así que por ejemplo en el año 2019 la revista América, órgano de los jesuitas de Estados Unidos del que el redactor jefe es el padre James Martin S.J. conocido por su debilidad con los sectores LGBT, publicó una defensa del comunismo dentro de la Iglesia.

‘La defensa católica del comunismo’ se titula el artículo en el que Dean Dettloff hace una defensa del comunismo como una ideología compatible con la doctrina católica, y además identificada con sus fines. Dettloff se centra en la teoría marxista para concluir que es una valiosa expresión política del mensaje evangélico.

Con estos antecedentes no llama la atención el último comunicado de los jesuitas peruanos que con uso y abuso del absurdo lenguaje inclusivo se oponen al proyecto de ley, PL N°862/2021CR, aprobado por el Congreso y que según ellos atenta contra la imparcialidad de las decisiones de la SUNEDU al contemplar la incorporación de representantes de las universidades en su consejo directivo, así como la elección del Superintendente por parte de estos representantes. Es decir, se suman al coro caviar para defender su dominio de las universidades y su consecuente sometimiento ideológico, muy al margen de la cercenada autonomía universitaria.

Por otro lado, y esto es mucho más grave, se manifiestan en contra de la aprobación del PL N°904-2021, que dictamina la incorporación de organizaciones de padres de familia en la aprobación de materiales y recursos educativos, ya que según los padres jesuitas atenta contra diversas situaciones propias del Estado de Derecho. Sustentan su idea en el argumento de que la medida desconoce el rol rector y técnico que le otorga la ley al Ministerio de Educación para definir las políticas educativas públicas, debilita principios pedagógicos señalados en el Proyecto Educativo Nacional sobre la igualdad de género y lineamientos de la ESI (Educación Sexual Integral), y desconoce el fallo de la Corte Suprema de Justicia de 2019 sobre la inclusión del enfoque de género en el Currículo Nacional y políticas de protección de los DDHH de niñas, niños y adolescentes (sic). Es decir, se compran todo el discurso infame del feminismo y de la ideología de género. Promueven una educación sexual corruptora y al margen de los deseos, tradiciones y creencias de los padres. Se olvidan de que el propio Papa Francisco definió a la enseñanza de la ideología de género a los niños como una maldad.

Finalmente asumiendo una posición política exhortan al Poder Ejecutivo a observar los proyectos aprobados por el Congreso.

Para quienes fuimos amigos y alumnos de grandes jesuitas como el padre Nieto o el padre Interdonato es doblemente triste ver la decadencia de la Compañía.

(*) Analista político

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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