Opinión

La censura contra Maraví y el golpe al senderismo

Por: Hugo Guerra Arteaga

La censura contra Iber Maraví y su expulsión del Gabinete Ministerial -que muy probablemente se aprobará el próximo jueves- es la sanción mínima que el Congreso puede ejercer contra quien se ha burlado del país, de sus instituciones fundamentales y de los miles de víctimas del terrorismo.

Hemos visto, en efecto, la actuación perfecta de un miserable que ha pretendido presentarse como héroe de la lucha popular y víctima del sistema, pese a que está subrayado políticamente su vínculo con la banda criminal Sendero Luminoso.

Con una narrativa legalista que solo la compran los ignorantes intentó demostrar que, al no haber una sentencia firme condenatoria, él nada tiene que ver con la subversión que asoló a nuestra patria entre mayo de 1980 y el año 2000. Se saltó así a la garrocha una larga lista de evidencias y denuncias que mantienen vigencia testimonial; y quiso evadir la cuestión fundamental de que en el Parlamento no se sigue un proceso fiscal ni judicial, sino que se juzga moral y políticamente a los funcionarios públicos.

Por eso la valoración es distinta, las pruebas y pericias de los procesos prescritos son indicios precisos de lo que sí está demostrado: que el sujeto de marras ha tenido participación en la vida política peruana desde posiciones violentistas alentadas por la ideología del marxismo-leninismo-maoísmo-mariateguismo; y que, inclusive ha participado en atentados senderistas y en la jerarquía de sus organismos de fachada, tal como valientemente han denunciado los dirigentes actuales del Sutep.

En este esquema de manipulación, Maraví ha querido presentarse como alguien lastimosamente dañado por instituciones malvadas, que habrían obtenido declaraciones de terceros a través de torturas y acciones nefastas de persecución contra alguien como él, quien presuntamente, solo tuvo el “valor” de luchar por reivindicaciones sociales.

Tremenda mentira porque ese argumento, sostenido con referencias a informes sesgados de la CVR, en realidad estuvo orientado a remarcar el discurso senderista respecto a que en los años del terror “los malos” fueron la Policía, las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial y el Ministerio Público; mientras que “los buenos” habrían sido los pobrecitos tira piedras, asesinos de campesinos y civiles inocentes, perpetradores de atentados con coches bomba y dinamitazos. En síntesis, Maraví ha querido burlarse de la historia misma, reescribiéndola a lo largo de cuatro horas y trastrocando la verdad dolorosa del genocidio abimaelista que es lo que realmente defiende el gobierno filoterrorista de Castillo, Cerrón, Bermejo y Bellido.

Pero tan avezada postura felizmente no ha pasado. Hasta los congresistas más cobardes han terminado con la sangre hirviendo y recordando que tienen valores democráticos por lo que no pueden dejar que Maraví y todo lo que él representa quede impune. Solo los representantes de Perú Libre y los cabecillas de la izquierda más nauseabunda, como Verónika Mendoza, se han atrevido a abonar la deconstrucción de la verdad y a sostener que “lo de Sendero ya fue”, que hay que dar vuelta a la página.

Se vienen largas jornadas de lucha contra el totalitarismo comunista; falta mucho para derrotar a quienes quieren imponernos una refundación maldita de la República vía una constituyente ilegal e ilegítima y a quienes intentan convertir a los maestros en agentes de adoctrinamiento a través de un aberrante partido magisterial. Pero la derrota a Maraví y el golpe que eso significa contra el terrorismo nos anima a seguir en la brega.

(*) Analista político

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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