De acuerdo a una encuesta publicada por Ipsos Global antes del escándalo de los Rolex, el 86 % de los peruanos opina que nuestro país va por mal camino. Cifra que, en términos generales, coincide con los niveles de desaprobación que tienen tanto el Congreso de la República como el Gobierno de Dina Boluarte y que, sin duda, debe haber crecido luego de las explicaciones, contra el reloj, de la propia señora Boluarte.
El diagnóstico es bastante claro: la inversión privada está básicamente paralizada por falta de confianza, el nivel de inversión pública es corto y deficiente, la corrupción se llevó el 2023 nuevamente alrededor de 25,000 millones de soles, la inseguridad ciudadana crece día a día y ni el régimen de Boluarte ni la mayoría parlamentaria que lo acompaña presentan planes coherentes ni exhiben propósito alguno de enmienda.
Por el contrario, la reciente aprobación de leyes demagógicas y populistas _como la que repone a 14,000 profesores estatales debidamente destituidos hace 10 años y la que autoriza una séptima liberación de fondos en las AFP_ corre pareja con el blindaje de los mochasueldos y otras medidas que reflejan la impúdica desvergüenza con la que ese contubernio corrupto sigue destruyendo al Primer Poder del Estado presidido por un personaje altamente cuestionado que evade al periodismo.
La incapacidad, frivolidad y corrupción de la gestión gubernamental _tanto a nivel del Gobierno central como de los regionales_ se refleja en cifras alarmantes y emblemáticas que refuerzan las posiciones de extremistas totalitarios que pretenden destruir el sistema democrático: un millón de niños no están recibiendo los desayunos de Qali Warma por graves problemas administrativos y el 43 % de los infantes de 12 a 36 meses padecen de anemia. No falta plata, sobra ineficiencia.
La prolongación constitucional de este régimen inepto y corrupto con el cuento de la estabilidad y la gobernanza es solo la extensión de un largo calvario, especialmente para ese 33 % de peruanos en estado de pobreza.
El adelanto de elecciones es indispensable, tanto como la generación de una conciencia colectiva sobre la necesidad de votar bien. En eso estamos en Perú Acción.
(*) Presidente de Perú Acción Presidente del Consejo por la Paz.
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