Opinión

Hablando como caviar

Por: Luciano Revoredo

Es importante formar ciudadanía, me refiero a que los ciudadanos y las ciudadanas tomen conciencia de su papel en educar y educarse para la ciudadanía, es decir trabajar de modo transversal para introducir y socializar en la población el respeto y el ejercicio pleno de los derechos y deberes, así como el acatamiento como fin último de la convivencia de los y las personas, la aplicación de los valores democráticos y de los derechos humanos, así como la importancia de la afirmación de la igualdad, sin distinción de género o raza, entendiendo que el género es una percepción y que esta puede y debe ser ajena a la realidad e independiente de prejuicios biológicos y patriarcales, así como la raza, la cual en realidad no existe, sino que es cuestión de autopercepción y afinidad cultural.

Los, las, les y lxs ciudadanos, ciudadanas y ciudadanes han de practicar la solidaridad, y ejercitarse en la tolerancia con todo aquello que la deplorable sociedad tradicional y patriarcal consideraba aberrante y por el contrario visibilizar aquello que los prejuicios pequeñoburgueses del patriarcado habían invisibilizado.

En resumen, se trata de crear una narrativa que normalice todas las anormalidades. Un ciudadano y una ciudadana empático o empática es capaz de comprometerse con la colaboración en términos de asumirse como agente de participación activa en la creación de una sociedad democrática en que las estructuras de violencia sean reemplazadas por la justicia social.

La convicción de que la construcción ciudadana debe partir de un afán colectivo integrador, nos debe llevar a procurar, sobre la base del diálogo comunitario, llegar a acuerdos básicos de convivencia, estimulando la participación cívica de los peruanos y las peruanas en un proceso de apropiación de espacios democráticos que nos lleven al disfrute pleno de peruanos y peruanas de una vida sana en una sociedad que se aparta de las taras de las viejas estructuras sociales.

En este proceso de creación de ciudadanía es importante promover la inclusión y la no discriminación. Y comprender que en una escala valorativa siempre el hombre ha de ser cohibido y constreñido a no mostrar ni practicar estereotipos machistas. En ese sentido se ha de implantar nuevas masculinidades que por igual han de asumir los hombres nacidos como tales bajo el influjo del patriarcado así como todos aquellos hombres que nacieron con vagina, teniendo cuidado de siempre priorizar a estos últimos que ya han sido bastante postergados por un mundo no empático.

Se trata en pocas palabras de contribuir a la construcción de sujetos y sujetas portadores y portadoras de derechos. Hombres y mujeres ajenos y ajenas a prejuicios, estereotipos y estigmas heteropatriarcales propios de sociedades arcaicas. Todo esto a partir de una valoración positiva de la diversidad y la pluriculturalidad.

El nuevo paradigma que ha de imponerse en la formación de una nueva sociedad pasa por generar conciencia y fortalecer la memoria, desafiando permanentemente las viejas estructuras racistas, machistas y heteropatriarcales a partir de una actitud permanente de denuncia.

El, la y le ciudadanx surgido de la incorporación de estos principios en la vida social, además deberá hablar de modo casi incomprensible como en estas líneas que a la vez dicen tanto y tan poco. Un modesto aporte para aproximarnos al habla caviar.

(*) Analista político

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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