Tenemos nuevo ministro del Interior y, nuevamente, abrigamos esperanzas de que por fin una persona con conocimientos en materia de seguridad ciudadana, con liderazgo, capaz y responsable, haga lo que no han podido lograr los 12 titulares anteriores de esta cartera que hemos tenido desde que Pedro Castillo inició su breve mandato. El ministro Juan José Santiváñez, el sexto en la gestión de Dina Boluarte, es acreditado por un currículo interesante, tiene cierta experiencia en el sector y en sus primeras declaraciones ha dejado buena impresión.
Santiváñez, quien fue viceministro de Orden Interno y jefe del Gabinete de Asesores de la Alta Dirección del Ministerio del Interior durante la gestión de su antecesor, Walter Ortiz, tiene estudios de Maestría en Derecho Constitucional de la Universidad Nacional Federico Villarreal y master en Litigación Oral por la California Western School of Law (USA); de Acción Política y Participación Ciudadana por la Universidad Rey Juan Carlos (España) y de Argumentación Jurídica en la Universidad de León (España).
Además, ha sido profesor de la Escuela de Posgrado de la Policía Nacional en los programas dirigido a Capitanes, Mayores, comandantes y Coroneles, y docente invitado en la Escuela de Investigación Criminal y de Inspectoría. También fue asesor externo de la comisión especial que elaboró el plan estratégico Mariano Santos 2.0 de la PNP sobre el régimen disciplinario.
Es decir, Juan José Santiváñez es un hombre con preparación y su profesión, la abogacía, le ha permitido desempeñarse en sectores vinculados a la Policía, principalmente en lo que concierne a la parte académica. Pero eso no es suficiente, ya hemos tenido ministros del Interior con ese perfil, pero fue poco o nada lo que pudieron aportar. Por lo pronto, el nuevo ministro tiene el beneficio de la dura.
Abordar el tema de la inseguridad ciudadana, que, como todo fenómeno social, evoluciona, se adapta a los nuevos contextos y diversifica su accionar, precisa de un enfoque integral, pero hay aspectos centrales que hay que tener en cuenta. Uno de ellos es el relacionado con las extorsiones y el sicariato, que siguen creciendo. Las bandas criminales extranjeras, el narcotráfico, las mafias que controlan la prostitución clandestina, etc., son otros tópicos que debe abordar el ministro. Igualmente, darle prioridad a la labor de inteligencia, depurar a los malos policías y realizar un trabajo en coordinación con el INPE para evitar que más bandas sean dirigidas desde las cárceles. No es poco lo que hay que hacer. Tiene que declararle la guerra a la delincuencia. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
