En nuestra juventud hay un creciente y peligroso sentimiento de decepción y desesperanza por el país, mejor dicho, por sus autoridades. “Toda crisis es también una oportunidad”, muchos repiten esta frase del historiador israelí Yuval Noah Harari. Ahí tenemos el ejemplo de Alemania, que quedó en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial y rápidamente se convirtió en potencia mundial. Sin embargo, Perú es la otra cara de la moneda, pasó la pandemia del covid y se superó la convulsión social e inestabilidad política de los primeros meses del año, pero estamos lejos de empezar a levantarnos de nuestras cenizas, como el ave Fénix, otra alegoría muy utilizada en estas situaciones.
Según una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), 6 de cada 10 jóvenes consideran dejar el Perú. El hecho de que el 60% deseen viajar al extranjero en busca de oportunidades, de lo que no pueden encontrar acá, por más que las busquen, no solo denota una fuga de talentos, sino también nos recuerda que existe un clima lleno de incertidumbre y desconfianza.
Desde el 2021, la tendencia a abandonar el país ha ido creciendo. Según un reporte de la Superintendencia Nacional de Migraciones, hasta junio de 2023, más de 415 mil peruanos se fueron al extranjero y decidieron no regresar. En cuanto a los segmentos sociodemográficos, a decir por la referida encuesta, la decisión de emigrar llega a 60% en el grupo de edad más joven (18 a 24 años) y a 51% en quienes oscilan entre los 25 a 39 años. Incluso, muchas personas mayores, ante las dificultades para encontrar trabajo en el país, han decidido marcharse.
¿Dónde quedó el milagro económico que se vislumbraba hace algunos años? ¿Dónde está ese país de las oportunidades que avizoraban ciertos políticos? De acuerdo con la referida encuesta del IEP, el 47% de peruanos está considerando la posibilidad de irse a vivir o trabajar a otro país en los últimos tres años. La cifra ha crecido en 11 puntos con respecto a agosto de 2022, cuando un 36% mostraba la intención de emigrar.
Si bien la situación económica es determinante para tomar esta decisión, también está influyendo en gran medida la decepción, la desconfianza y la frustración debido a la conducta de nuestros políticos, la gran mayoría metidos en escándalos vinculados a la corrupción, incapaces de llevar una vida decente y/u ocupando cargos para los que no tienen la más mínima preparación y los conocimientos necesarios.
Esta situación ha llevado a muchos al hartazgo, a pensar en huir de esta realidad, llena de injusticia y donde la mediocridad está por encima de la meritocracia. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
