Opinión

Entretelones de la bicameralidad (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Cómo cambian los tiempos, las circunstancias y el contexto. El sistema bicameral del Congreso de la República, que estaba vigente con la Constitución de 1979, fue anulado en la carta magna de 1993 por el gobierno de Alberto Fujimori. Y ahora resulta que la bancada fujimorista propugna el retorno a las dos cámaras, pero su lideresa, Keiko Fujimori, ha salido a decir que “este Congreso no tiene legitimidad para aprobar la bicameralidad”. Sin embargo, el análisis de este tema no se reduce a la controversia al interior del partido fujimorista, pues va más allá y amerita exponer los pros y los contras, de acuerdo al momento político que vive el país.

Para analizar este tipo de temas es necesario ingresar al túnel del tiempo. Con el autogolpe dado por Fujimori el 5 de abril de 1992, se disolvieron las cámaras de Senadores y Diputados, argumentando que el Perú requería fortalecer la lucha contra el terrorismo, dándole protagonismo a las Fuerzas Armadas y respaldándolas con una legislación antisubversiva. Pasada la tormenta política que causó dicha medida, se estableció la Constitución del 93, que en su artículo 90 dice: “El Poder Legislativo reside en el Congreso, el cual consta de Cámara Única”.

Transcurrieron los años y, eventualmente, uno que otro político planteó el retorno a la bicameralidad. Hasta que, durante el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, la Comisión de Constitución del Congreso aprobó el regreso al sistema bicameral. Ya cuando ingresó accidentalmente Martín Vizcarra al gobierno, luego de analizar el panorama, hacer sus cálculos políticos y con intenciones perversas, en octubre del 2018 convocó a Referéndum Nacional para someter a consulta ciudadana cuatro reformas constitucionales, entre ellas dos que tenían que ver con el Congreso: la prohibición de la reelección inmediata de los parlamentarios y el restablecimiento de la bicameralidad.

De antemano, Vizcarra ya se había mostrado en contra de la reelección en el Congreso y de la bicameralidad. La población, influida por el mensaje manipulador del entonces mandatario, votó en contra de la reelección inmediata y la bicameralidad. Por entonces no teníamos un Congreso como el de la época del gobierno fujimorista, digitado desde Palacio; tampoco como el de hoy, de muchos novatos, pero muy hábiles para entrarle a los negocios turbios. Había algo de decencia y experiencia en el Congreso del que Vizcarra se libró con malas artes. Las consecuencias de este desbarajuste las estamos pagando hoy. Mañana continuamos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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