Opinión

“El vengador anónimo” (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La saga de “El vengador anónimo”, cuyo nombre original es “Death wish”, consta de seis películas y cinco de ellas son protagonizadas por el recordado actor Charles Bronson. Paul Kersey era un arquitecto cuya esposa e hija habían sido asesinadas por delincuentes, hecho que marcó su vida y empezó a cobrar venganza contra todo hampón que encontraba en su camino. Lima, Piura, Trujillo, Chimbote, Barranca, Huacho y otras ciudades del país son escenarios de hechos delictivos parecidos a los que enfrentó Kersey en Nueva York y Chicago. Hace unos días, en San Juan de Miraflores, un desconocido mató de un balazo a un sujeto que le robó su celular a una mujer.

Que un alcalde de un distrito de Lima, como San Martín de Porres, sea extorsionado por un delincuente que está preso en el penal de Challapalca — lugar ubicado en la sierra de Tacna colindante con Puno —, que se supone es de máxima seguridad, dice mucho de los alarmantes niveles a los que ha llegado la delincuencia en el país. Y demuestra también que la solución no solo está en declarar emergencia algún distrito —SMP lo está—, pues dicho burgomaestre es amenazado por un hampón que está a más de 1,300 kilómetros y se encuentra en prisión. Es algo increíble, parece una escena arrancada de una de las películas que interpretó Charles Bronson.

Que a una fiesta, a la que asistió una congresista fanática de la salsa cubana, haya ingresado un sicario para asesinar a un periodista, como ocurrió la noche del domingo en Lince, también habla mucho de la violencia, que no solo se ensaña con los distritos periféricos de Lima, sino también con la clase media e incluso con las zonas residenciales. De paso, este hecho demuestra que la declaratoria de emergencia parcial es una medida que no contribuirá en gran forma a la solución del problema de la inseguridad ciudadana.

Entre el 2012 y el 2016, durante el gobierno de Ollanta Humala, operó el denominado “Escuadrón de la muerte”, integrado por oficiales y suboficiales de la PNP acusados de matar a presuntos delincuentes entre Trujillo y Chiclayo, y luego Lima y Chincha. Su líder y algunos de sus integrantes fueron condenados a 35 años de prisión, pero siguen prófugos.

Los “escuadrones de la muerte” y los “vengadores anónimos”, por más que pudieran recibir el apoyo de la población, actúan al margen de la ley y no son la solución. Es el Estado el llamado a aplicar una política contra la inseguridad ciudadana efectiva y contundente. La expulsión de extorsionadores, sicarios y secuestradores extranjeros es un buen paso. La paz y la tranquilidad son indispensables para la reactivación del país. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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