Opinión

El triunfo de Javier Milei (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Tres factores, fundamentalmente, llevaron a Javier Milei a ganar las elecciones presidenciales en Argentina. La moderación de su discurso, la ventaja que sacó con el apoyo de Patricia Bullrich —quedó tercera en la primera vuelta— y la polarización política de izquierda y derecha, que evitó que pierda votos.

Las encuestas daban un empate técnico, pero los resultados del balotaje del domingo demostraron que había un voto escondido que al final le salió dando el triunfo al candidato liberal por un margen considerable (56% a 44%).

1.- Milei entendió que incidir en propuestas como la legalización de la venta de órganos, la dolarización de la moneda argentina y la privatización de hasta la vía pública le restaban puntos en vez de ganarlos. Hasta su compañera de fórmula, Victoria Villarroel, se mostró contraria a la idea de crear un mercado para vender, bajo la ley de la oferta y la demanda, partes del cuerpo humano como si se tratase de productos salidos de una fábrica. Por eso el candidato de La Libertad Avanza morigeró su mensaje, les bajó el tono a sus propuestas radicales y hasta las omitió en su campaña de la segunda vuelta. Fue una buena decisión.

2.- En la primera vuelta, Sergio Masa logró una ventaja que le alcanzaba para el optimismo, pues obtuvo el 36.68%, siete puntos porcentuales más que Javier Milei (29.98%), pero Patricia Bullrich, también de derecha, consiguió un nada despreciable 29.98%. Conocidos los resultados de los comicios de octubre pasado, Bullrich le dio su apoyo a Milei. Como afirmamos desde esta columna tras la primera vuelta, los números son importantes y matemáticamente Milei tenía las de ganar en el balotaje. Y así ocurrió, aunque la conducta social y las preferencias políticas son muy versátiles y muchas veces se rebelan contra las tendencias estadísticas y deparan resultados sorpresivos. En este caso, lo que le sumó Patricia Bullrich a Milei sí tuvo un peso específico.

3.- Y el tercer factor que coadyuvó al triunfo de Milei fue la polarización de la política, es decir, la anti izquierda y la anti derecha, un fenómeno que se está dando en muchos países de la órbita latinoamericana. Un derechista convencido, consumado, es muy difícil, casi imposible, que respalde a un político de la izquierda. Y viceversa. Ambas posturas, también a nivel dirigencial, se tienen una aversión, un encono tremendo, que en el Perú solo se disipa a veces, momentáneamente, con altas dosis de hipocresía, eso sí, por cuestiones de interés y beneficio mutuo —léase conveniencia— en el Congreso. En definitiva, en Argentina la derecha en conjunto perdió menos votos que la izquierda. Mañana continuamos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button