Opinión

El rol del Aprismo en el tiempo presente

Por: Jorge del Castillo Gálvez

Ahora que el APRA ha recuperado su inscripción luego de la injusta exclusión del Registro del JNE, es importante esclarecer ante la opinión pública el rol que le corresponde y el profundo significado de un movimiento popular como el Aprismo, en estos momentos que vive el país.

En primer término, es importante definir al PAP como una Partido de Izquierda Democrática, con el que convergen las clases medias, los trabajadores del campo y la ciudad, los estudiantes, que tiene como objetivo principal construir un proceso de Justicia Social, que es Desarrollo en Educación, Salud, Seguridad, Infraestructura, elevando las condiciones de vida de la población mediante la generación de empleo digno para salir de la pobreza, reduciendo la desnutrición infantil y definiendo a la persona humana como el fin supremo de la sociedad y del Estado. Todo esto con respeto a los valores democráticos, libertad de expresión, elecciones libres, alternancia del poder y derechos ciudadanos; por algo hemos sido el muro de contención del comunismo por más de 90 años.

Por ello, desde sus inicios, Víctor Raúl Haya de la Torre planteó y fue conquistándose con el tiempo la Educación Gratuita en sus tres niveles, primario, secundario y universitario; la jornada laboral de 8 horas, los derechos laborales y la seguridad social, para cerrar las brechas de injusticia que existen en nuestro país.

El proceso de salir de la pobreza fue impulsado por el presidente Alan García con su política de desarrollo económico con justicia social que logró 3 millones de puestos de trabajo, agua y electrificación a más de 3 millones de personas, 152,000 obras en todo el país y reduciendo la pobreza de 48 a 27 puntos porcentuales, cifra sin precedentes, con niveles de crecimiento económico nunca vistos gracias a la política de redistribución social con trabajo y no con bonos temporales.

En el tiempo presente, de enorme confusión, insatisfacción e improvisación, la voz serena del APRA puede ser un gran aporte para hacer política de la buena con políticos de verdad que sepan convocar a los mejores peruanos, más allá de sus preferencias políticas, si las tuvieren. El pueblo peruano ya experimentó reiteradas veces lo que llamaban “nuevos rostros” con los resultados de aventurerismo, corrupción y hasta golpismo que la gran mayoría rechaza.

Algunas ideas que aportamos y que las ponemos al alcance del debate interno y externo son:

  • Apertura de un diálogo sincero y eficiente que cumpla el precepto que la política es el arte de lo viable y eso se consigue con el principio que “Dialogar no es pactar” (Ramiro Prialé), para estabilizar política, social y económicamente al país, generando Confianza que es la base de la recuperación.
  • Descartar la pretensión comunista de instaurar una Asamblea Constituyente, que inclusive utiliza el falso argumento de restituir la Constitución de 1979, dejando constancia que en 1979 se negaron a firmarla y cuando tuvimos la oportunidad de reivindicarla en el 2002, la izquierda marxista votó en contra.
  • Reafirmar el Principio de Autoridad, despejando las vías de comunicación y restableciendo la paz social; eso no significa muertos ni heridos, sino la disuasión de los protestantes, la detención de los violentistas y el apoyo a la inmensa mayoría que quiere tranquilidad y trabajo.
  • Reactivar la economía nacional bajo el principio Hayista de “Crear riqueza para el que no la tiene, sin quitarle al que la tiene”.

(*) Ex presidente del Consejo de Ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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