Opinión

El péndulo

Por: Alberto Bajak Miranda

Este año 2024 nos ha deparado el clásico péndulo en las citas eleccionarias de las naciones europeas. La derecha ha barrido en casi toda Europa, producto del abuso y la indiscriminada política socialista de inmigración, que procura destruir las costumbres, la religión y la cultura nacional a través de un éxodo lumpenesco y vulgar, sin fiscalización alguna de musulmanes, africanos y gente de mal vivir, que trasladan lo peor de sus tradiciones, robos y fechorías, a jurisdicciones pre-establecidas instalando el caos y la anarquía.

Ante ese desafío, el voto duro de la derecha ha aumentado en casi todos los países europeos. Incluso, España, apuntala a VOX, que ha crecido más de tres puntos del 6% al 9.6%, y ha logrado incrementar 6 escaños y se ha convertido en la tercera fuerza más votada. Europa ya entró en razón, y ya no tolera más ese socialismo resentido y destructor de la economía, que no produce nada, y que solo pretende distribuir de manera robinhoodiana lo que el orden fundamentado en la propiedad privada de los medios de producción ha generado.

En contraparte, Perú, que eligió en 2021, un partido cáscara con un cuasi analfabeto en la presidencia, preso por liderar una organización criminal, sufre arrepentido la decisión que ha costado la salida de miles de millones de dólares al extranjero, producto del miedo de una asamblea constituyente comunista y además una recesión en la economía peruana, que no cae debido a las altas tasas de informalidad.

Ante tan escaso liderazgo y la resistencia que obliga a la no participación política de las mejores personalidades, las elecciones peruanas se determinan con malos candidatos congresales y presidenciales que tangencialmente llegan sin preparación. Por ello, Platón dice: “El precio de desentenderse de la política es el de ser gobernado por los peores hombres”. Es por eso, que pocos quieren participar y no enlodarse por una efímera cuota de poder.

Incluso, el historial presidencial peruano del último tiempo está simbólicamente repleto de la ecuación corrupción-cobardía: Una putrefacta galería de personajes muy valientes para delinquir desde la más alta magistratura del Estado, pero rastreros, huidizos y serpenteantes cuando son penalmente solicitados, como, por ejemplo, Martin Vizcarra, la peor y más hipócrita expresión de la inconducta política de los últimos años.

Sociológicamente, solo podemos señalar que es impresionante el sentido de autodestrucción política de los pueblos en esta parte del hemisferio. A pesar de ello, esperemos que el péndulo, con sabiduría, aterrice y se establezca pronto por el Perú.

(*) Analista político.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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