La historia contemporánea, esa vieja señora con canas de plata y sabiduría por doquier, siempre nos sorprende políticamente con candidatos outsiders, ultra desconocidos, camuflados en el más amplio anonimato, pero ilustrísimamente perfilados por una mano divina que logra apuntalarlos en el imposible sueño electoral. Una vez ungidos en el poder, realizan grandes transformaciones socioeconómicas en sus respectivas naciones ejemplificando con gran inteligencia cualidades superiores, para fines superiores.
Ejemplos preclaros: Barack Obama, orador de verbo flamígero, líder del clamor de cambio del establishment norteamericano y de gravitante influencia supra-local. Fue outsider del partido demócrata, imponiéndose y barriendo a la contendora proabortista Hillary Clinton, que parecía inicialmente invencible, por influencia, respaldo y presupuesto.
Otro anónimo para la política en la contraparte ideológica fue Donald Trump. El millonario de carácter duro, apabulló con paliza incluida a la dinastía Bush que parecía irremediablemente posicionada en el republicanismo para continuar dinásticamente su periplo presidencial. En El Salvador: Nayib Bukele. Un jovenzuelo sin partido, experto en encandilar masas, y convencido del poder del bitcoin, gana las elecciones y transforma radicalmente con mano dura en pocos años, un país dominado por la corrupción y la muerte. Su victoria apabullante en la lucha contra el crimen, lo ha elevado a la categoría de gran referente en liderazgo y gobernanza mundial.
¿Pero cómo logra un economista despeinado, amante de los perros y admirador de Mick Jagger, en barrer a la todopoderosa clase política peronista, que en la tierra de Gardel es considerada como una religión, impactando y cautivando pletóricamente a las juventudes argentinas?
Veamos: Javier Milei, con una retórica poderosa, persuasiva y transparente, a veces altisonante, como cuando llamó al papa Francisco, “el representante del maligno en la Tierra”, ha calado profundo en la conciencia nacional interpretando claramente el sentir popular y dictando cátedra sobre liberalismo y economía, puntualizando en programas de TV, calles y plazas que el socialismo es como decía Churchill: “La filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria.”
Es decir, ha logrado en arrasar la lepra peronista que ha mantenido pobrísima a una gran nación, producto de un asistencialismo perverso, usado por los políticos “chantas” y por la “casta” para perpetuarse en el poder. Su propuesta incluye la desregulación de la economía y eliminación de los programas sociales. Por ello, los progresistas, los comunistas y la costra estatal, que viven parasitariamente del presupuesto, detestan a muerte a Milei. Su franqueza, su espontaneidad y la notable fuerza interpretativa que le otorga a las ideas libertarias y la economía austriaca, lo han convertido en un fenómeno de derecha, que promete llevar a la Argentina a niveles económicos históricos, perdidos por la intervención estatal, la corrupción kirchnerista y el subsidio al por mayor.
Por ello, estamos convencidos de que Milei contribuirá próximamente en aplastar y expectorar al socialismo lacra y empobrecedor rápidamente de América Latina.
*Analista politico
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