Opinión

El gran Julio César

Por: Omar Chehade Moya

En estas épocas aciagas de mediocridad permanente de la clase política, es importante recordar a uno de los hombres más importantes de la historia universal de la humanidad: JULIO CÉSAR. Gran político, militar, estadista, conquistador y escritor romano del siglo I antes de Cristo. Fue el paradigma del estadista y del correcto conquistador militar, uno de los intelectuales más brillantes en la lengua latina, jurista que promulgó las leyes sobre las que se sentó el posterior Derecho Romano y genial reformista jurídico administrativo.

Julio César fue amigo del pueblo y clemente con sus enemigos y derrotados. Curiosamente su comportamiento piadoso fue lo que lo condujo a morir cobardemente asesinado en los “Idus de marzo” (15 de marzo del año 44 a.C) por los conspiradores a quienes él mismo había perdonado. A Julio César se lo recuerda también como el gran escritor de sus propias hazañas y conquistas: “Los comentarios a la Guerra de las Galias” y “Los Comentarios a la Guerra Civil”. Notable fue su idea del triunvirato con Craso (aristócrata de fortuna, general y político romano) y con Pompeyo Magno (líder militar y ex cónsul romano) Entre Craso y Pompeyo existía una vieja enemistad política por capturar el poder y los honores de Roma, tanto así que estuvieron a punto de originar una cruenta guerra civil. Julio César quien era cercano a Craso, los convocó a una reunión secreta para salvar al pueblo del derramamiento de sangre, y para distribuir el poder entre los tres, pidiéndoles que terminaran con su rivalidad, que se dieran la mano, y que el propio Julio César sea nombrado ante el Senado como Cónsul de Roma (una especie de presidente de la República) y que desde lo más alto del poder llevaría todos sus proyectos de ley que aprobarían luego los senadores. Como prueba de sinceridad, Julio César entregaría a su hija en matrimonio a Pompeyo. Los tres aceptaron y ambos pudieron gobernar a través del nuevo Cónsul. Como conquistador fueron épicas las victorias de Julio César en las Galias (hoy territorio de Francia) en Germania, en Grecia, en Egipto, y en parte del África.

En su mejor momento, y gracias a las conquistas de Julio César, el imperio romano tuvo una extensión de más de 5 millones de kilómetros cuadrados. Cuando se deshizo el triunvirato por celos de Pompeyo y Craso, que no soportaban la gloria de Julio César ante su pueblo, Pompeyo lo declaró su enemigo, y después del triunfo de Julio César en las Galias sin autorización del senado romano, cruzó el Río Rubicón (estaba prohibido por las leyes romanas) se enfrentó a Pompeyo a quien venció en territorio griego a pesar de tener la mitad de soldados que el adversario. Luego Pompeyo huyó a Egipto, siendo decapitado por el joven Rey de ese país. Aun así, Julio César consideró una ofensa la cabeza de su adversario, porque al fin y al cabo era un militar romano. Luego del Cesaricidio, Julio César pasó a la inmortalidad, y sus conspiradores no resolvieron la crisis de la República, por el contrario, se acentuó aún más al punto de disolverse, hasta que vino el famoso esplendor del imperio romano.

(*) Exvicepresidente del Perú y ex congresista de la República

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