Las sirenas, seres mitológicos de la antigüedad y la Edad Media, eran mitad peces y, a partir del dorso, mujeres que seducían con su canto a los marineros y los llevaban a las profundidades del mar de donde nunca regresaban.
El canto de sirena es, por ende, una expresión a través de la cual se procura convencer a alguien a través de falsas promesas para obtener algún beneficio: esto es exactamente lo que está haciendo Pedro Castillo luego de su primera votación en las elecciones del pasado domingo para desplazarse hacia el centro desde sus posturas radicales a sabiendas de que, si mantiene el discurso comunista, tiene escasas posibilidades de ganar la segunda vuelta el 6 de junio.
Obviamente, Castillo, más allá del canto, no tiene vinculación alguna con las mitológicas sirenas salvo para quienes quieran creer que su nuevo mensaje corresponde a una real y efectiva nueva visión del Perú luego de su precaria victoria del 11 de abril.
Por ejemplo, quién va a creerle a un estatista como Castillo que pretende nacionalizar buena parte de las empresas extranjeras para entregarlas, según el caso, a las grandes empresas peruanas: como sabemos, del dicho al hecho hay mucho trecho, especialmente cuando se trata de un comunista convicto y confeso cuyo propósito de enmienda marcha al compás de su ambición política.
En términos matemáticos, el temor desatado por Castillo en los predios democráticos es más fruto del hecho concreto de que ha surgido de la nada y pasado a segunda vuelta con una victoria sin precedentes, que consecuencia de los votos que ha logrado acumular: su resultado es similar al que obtuvo Verónika Mendoza el 2016 y, sumado al de otros grupos marxistas, podría llegar a un 30 por ciento con lo cual Keiko Fujimori tendría asegurado el triunfo.
Pero, como bien sabemos, en política 2 más 2 no son 4: el bagaje de corrupción y de rechazo que arrastra Keiko Fujimori sumado a la siempre presente derecha mercantilista acostumbrada a orientar los cantos de sirena por medios dinerarios, abre un escenario peligroso para nuestra Patria en tanto no se comprenda que Keiko, con bancada minoritaria y un grave juicio penal, constituye el mal menor.
(*) Presidente de Perú Nación Presidente del Consejo por la Paz