Opinión

El Caballo de Troya y la democracia (IV)

Por: Iván Pedro Guevara Vásquez

Los dictadores siempre articulan discursos a favor de la población, en mayor o menor medida, trátese de una dictadura de “izquierda” o “derecha”, para acceder al poder en el contexto inicial de una democracia formal, enarbolando un discurso posterior de justificación para la cancelación de la prohibición de la reelección presidencial inmediata y/o indefinida.

El discurso palidece frente a los hechos cuando estos lo contradicen y niegan. El caso de lo acontecido con Alberto Fujimori es una clara muestra de ello, pues habiendo alcanzado la Presidencia de la República mediante una “revolución en las urnas” frente a la millonaria propaganda de la candidatura del premiado escritor Mario Vargas Llosa, durante su Gobierno se canceló legislativamente, luego del golpe de Estado al Poder Legislativo y Judicial, la prohibición de la reelección presidencial.

Ahora se cierne sobre el país la posibilidad de otra dictadura; pero esta vez de “izquierda”, si se logra instaurar una Asamblea Constituyente que tenga como una de sus propuestas la reelección presidencial inmediata e incluso indefinida, bajo el pretexto de darle mayor estabilidad al sistema político, por un lado, y de proteger el supuesto “derecho a la carrera política” y de la participación plena en la vida política del país.

Nuevamente, el discurso que se articula es en beneficio de la población general y los propósitos ocultos en realidad serían otros o, mejor dicho, los mismos que nos muestra la historia cuando la persona que busca llegar a la presidencia del Poder Ejecutivo no ha ordenado su vida según principios éticos y de transparencia en los actos públicos cuando el postulante a la presidencia no se sabe conducir a sí mismo y pretende conducir a un Estado nación; cuando el político no está preparado espiritual y personalmente para saber soportar la enorme tentación que es en sí mismo el poder central, el máximo poder de la Nación.

Toda reelección presidencial en países cuya democracia no se encuentra debidamente desarrollada pretende, como regla, la perpetuación del poder en pocas y específicas manos, bajo la creencia que existe una carrera política que se concreta en una clase política que continúa en cargos políticos del Estado de generación en generación. Tales manos pueden ser de “derecha” o de “izquierda”, siendo guiadas por el factor común de acumulación y perpetuación de poder.

Tales manos de “derecha” ya se mostraron no hace mucho con Alberto Fujimori. Ahora son otra clase de manos las que se asoman, a modo de sombras sobre el país, y frente a ello debemos responder con plena convicción democrática de saber que todos tenemos el derecho y deber de participar en la vida política de la nación.

(*) Analista político

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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