Opinión

El balance del debate

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Por lo visto en el último debate, los limeños no tienen mucho de dónde elegir en las elecciones de este domingo 2 de octubre. Son ocho los candidatos a alcalde de Lima Metropolitana, pero solo dos tienen posibilidades de ganar en los comicios. Lo que más llama la atención es el pobre nivel de los postulantes en general y la manera deficiente en que están llevando adelante sus campañas y afrontando los debates y las entrevistas, que en muchos casos les están restando puntos en vez de sumarles, lo cual también debe ser responsabilidad de sus equipos de asesores.

¿Qué analistas o especialistas en marketing políticos están apoyando a los candidatos a la alcaldía de Lima? Puede ser que los postulantes, como dicen algunos amigos, se crean lo máximo, los sacrosantos, los infalibles y por eso hacen lo que quieren, desaprovechado los consejos o sugerencias que sus asesores les pueden dar.

Preguntas mal planteadas y peor respondidas o ignoradas, falta de conocimiento de la realidad, ausencia de propuestas realistas y compatibles con la función de un alcalde, deficiente estructuración de ideas, carencia de habilidad para salir de situaciones complicadas y otros defectos han sido notorios en la exposición de los alcaldes en el último debate.

Claro que el formato planteado por el JNE, con una estructura defectuosa y el evidente sesgo que se dio a favor o en contra de determinados candidatos, no ayudó mucho que digamos, pero estas cosas son previsibles, pues ya se han dado en anteriores contiendas electorales. Por eso, los candidatos y sus equipos debieron estar preparados para una situación así.

En el debate abundaron las ideas centrales gaseosas, el sobredimensionamiento de temas subalternos y la escasa capacidad para hilvanar las ideas. La intención de un debate es que los electores puedan conocer las propuestas de los candidatos, ponderar el nivel de confianza que inspiran y decidir por quién votar en las elecciones. Por lo tanto, este debate no cubrió las expectativas. Solo ha servido para que muchos ciudadanos ahora sepan por quién no votar y ese no fue precisamente el objetivo del JNE, que organizó el evento para que los electores tengan la información suficiente para poder tomar la decisión de elegir al mejor. Esperemos que así sea. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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