Opinión

El ausentismo de Dina Boluarte

Por: Omar Chehade Moya

No llama la atención la cancelación de la asistencia de la presidente, Dina Boluarte ni de su ministro de Economía, José Arista en el foro empresarial CADE EJECUTIVOS 2024 que se viene desarrollando en Arequipa donde tenían que exponer clausurando dicho certamen anual, pues nada tiene que ofrecer ni en materia política y mucho menos en materia técnica la jefe de Estado.

Tampoco llama la atención que el Congreso la siga sosteniendo a pesar que la señora Boluarte cuenta con un desastroso y nunca antes visto 95% de índice de desaprobación popular, total, este Parlamento es igual o peor de nefasto que el actual Ejecutivo.

Tal parece que fuera más importante el bótox facial, la cirugía corporal o las frivolidades de los Rolex o cadenas de oro que las finanzas y la estabilidad política del país. No cabe duda que la economía nacional se maneja con piloto automático.

Tenemos la suerte que el Perú es un país bendecido por el alto precio mundial de los metales del cual nosotros somos importantes productores, de hecho, nuestra principal actividad económica (más del 40%) es minera, y de allí nos vemos beneficiados.

A esto hay que sumarle que tenemos la segunda moneda más fuerte y estable de América (después del dólar) donde la inflación anual hace más de 25 años es apenas un dígito, no solo por la excelente gestión del presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, sino porque, además, esa institución constitucionalmente es autónoma e independiente de las ligerezas de los gobiernos de turno. Desde 1993 el Perú ya no fabrica billete o moneda inorgánica, ya no más “la maquinita” que nos llevó a la quiebra financiera en la década de los ochenta.

La disciplina fiscal ha sido impecable y ejemplar en las tres últimas décadas para envidia del resto de países del continente. Por supuesto que todos estos logros no pertenecen a este gobierno, ni al frágil parlamento que tenemos hoy día.

Es por estos automatismos de nuestra sana economía, que la presidente Boluarte se da el lujo cada cierto tiempo de “unas vacaciones” para los respectivos reencauches físicos desapareciendo de la escena política. Simplemente sale de circulación hasta nuevo aviso, dejando a cargo del Poder Ejecutivo a los dos mayordomos que ha tenido como primeros ministros: el caliente Alberto Otárola y hoy al escudero Gustavo Adrianzén. Una vergüenza sin límites.

¿Es constitucional esa desaparición de la presidente Boluarte sin haber solicitado autorización ni comunicado al Congreso? Evidentemente no, porque además figuran las actas del Consejo de Ministros con las firmas de ella como si hubiera participado, cuando en realidad se encontraba en la clínica o en la habitación de su casa guardando reposo.

Mi pronóstico es que el Congreso activará el botón de la vacancia presidencial por incapacidad moral permanente contra Boluarte el último año, cuando constitucionalmente ya no se pueda disolver el Parlamento, ni adelantar las elecciones generales.

(*) Exvicepresidente del Perú.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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