El gobierno de Boluarte – Otárola sigue dando palos de ciego. Ha cambiado a su tercer Gabinete so pretexto de “relanzar las políticas sociales”, pero solo para infiltrar a más humalistas y vizcarristas, además de proteger al cobarde e inepto ministro de Defensa.
La presidente tenía la oportunidad de romper con la inercia del régimen que nos está llevando a la acumulación sostenida de tensiones sociales y a la recesión económica. Desde la oposición democrática había predisposición para que se conformara un equipo ministerial multipartidario y que el gobierno tuviera esa ancha base que requiere para llegar entero al 2026. Inclusive se le dijo en todos los tonos que ya era hora de pensar en sustituir al Primer Ministro por alguien que no solo cumpla la papeleta, sino que encabece un gobierno de literal reconstrucción nacional.
Pero Dina ha preferido persistir con Otárola, quien es apenas un sencillo administrador con sentido de buenas relaciones públicas pero sin ese liderazgo real que se requiere para atender los justos reclamos de 34 millones de peruanos. Además, contra viento y marea la jefe del estado ha removido a la ministra Magnet porque ésta se opuso, en justicia, a la reincorporación al servicio pedagógico de 14 mil maestros jalados en exámenes básicos por su incompetencia como maestros de primaria y secundaria.
Es decir que la ocupante de Palacio ha preferido echar por la borda cualquier avance en la meritocracia en el sector educación en aras de mantener el contubernio con los sindicatos magisteriales controlados por los marxistas. Por la misma razón, y porque habló libremente sobre la inconveniencia de seguir en la CIDH, pocas semanas antes también sacó del Minedu al brillante ex ministro Oscar Becerra.
En el caso de Defensa es llamativo que Dina insista en mantener en el cargo a un sujeto como Chávez Cresta, quien es detestado por las tres armas debido a su cobardía en el apoyo a las fuerzas militares. Mantiene en el abandono a las tropas acantonadas en Puno a sabiendas que Sendero Luminoso continúa controlando a la población; no ha dado ninguna respuesta al estado hostil de Bolivia que acaba de suscribir acuerdos militares y geoestratégicos con potencias extrarregionales como China, Irán y Rusia; no refuerza la frontera en la cual los bolivianos continúan presionando para el separatismo de Puno; y encima, no da ninguna explicación sobre la lucha antiterrorista en Puno.
Por eso y por su eventual complicidad en el golpe de estado de Castillo Chávez Cresta (a) el doctor, será interpelado y muy probablemente censurado a iniciativa de la congresista Patricia Chirinos y Avanza País.
Pero nada de esta realidad, y tampoco las respuestas ridículas del ministro de Economía frente a la carestía del costo de vida parecen calar en la señora Boluarte. Por lo tanto nos espera como país un nuevo período de agitación, más pobreza e incertidumbre política.
Lo dijimos desde el principio y hoy lo reiteramos: Dina es parte del problema, no la solución. Después de todo es una comunista que llegó con el delincuente Castillo y aunque tenga mejores formas, su ideología e ineptitud para el cargo no cambian.
(*) Analista politico
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