Opinión

Dina Boluarte: fábrica de problemas

Por: Víctor Andrés García Belaunde

La presidente Dina Boluarte logró con la anuencia del Congreso de la República una nueva salida del país esta vez a Francia; las críticas se generalizaron porque se veía más como una frivolidad antes que un asunto de Estado por las ya conocidas limitaciones de la mandataria.

Este último viaje se vio empañado cuando se supo en nuestro país que la presidente firmó el Acuerdo sobre la Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad Marina más allá de las Jurisdicciones Nacionales, que es conocido como Tratado de Altamar. La protesta y ataques en el Perú es porque se cree que dicho acuerdo internacional vulnera nuestro “dominio marítimo”, y hasta le han presentado una denuncia constitucional por traición a la patria. Si ese acuerdo lo hubiera firmado un diplomático peruano conocedor del tema o de la representación del Perú en Francia, estamos seguros que no hubiera pasado nada.

La señora Boluarte durante lo que va de su mandato ha generado problemas innecesarios, que fácilmente pudo haberlos resuelto con sencillez y transparencia, pero más pudo su ímpetu y frivolidad que todo terminó por salirse de control y al no guardar las formas y mentir, sus detractores que no son pocos utilizaron todos sus dislates para atacarla y tratar de petardear el gobierno. Uno de los casos más sonados en los que se ha visto envuelta Dina Boluarte es el llamado “caso cofre” que se originó al difundirse un audio entre el agente apodado ‘Culebra’ con el ex ministro del Interior, José Santiváñez. En la grabación se indica que Vladimir Cerrón usó el vehículo presidencial para evadir un operativo policial.

El “caso rolex”, donde la presidente es vista con relojes de la reconocida marca suiza, tuvo como primera versión al decir que el reloj que lucía era “una posesión de antaño” porque “trabaja desde los 18 años”. Para finalmente admitir que “fue una equivocación haber aceptado en calidad de préstamo estos relojes” de su amigo Wilfredo Oscorima; haciendo referencia al gobernador de Ayacucho quien además es investigado por corrupción. En este último caso una diligente Fiscalía de la Nación y un celerísimo Poder Judicial ordenaron allanar la vivienda de la presidente y del Palacio de Gobierno.

Por si esto no fuera poco, la presidente estando todavía en Francia, recibe una carta notarial del cirujano plástico Mario Cabani quien fue su médico y este asegura que no pudo firmar ningún documento porque estuvo en reposo absoluto después de su operación y además que durante su convalecencia no recibió ninguna visita. Nuevamente los pedidos de vacancia se oyen y los nuevos ataques no faltan.

El resultado de todo este proceso, es que tenemos a la presidencia de la República como una institución menoscabada y hasta literalmente allanada por todos los poderes con una diligencia que no se ha visto en otros contextos de nuestra historia. A esto se le suma las denuncias constitucionales y de investigación que se le ha aperturado con las consecuentes mociones de vacancia.

No pidamos orden y prudencia a la Fiscalía y al Poder Judicial que tienen sus directrices tan bien marcadas a conveniencia. Lo que debemos pedir es que la presidente tenga a su lado gente capaz y no lisonjeros ni personal especializado en la adulación que es sinónimo de la bajeza de quien la practica y de quien la acepta. Falta tan poco para llegar al 28 de julio del próximo año que en tan corto trayecto nos conformamos solo con la mesura y moderación que para Rubén Darío era el mayor de los bienes.

(*) Abogado y excongresista.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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