Opinión

¡Detengan esta inhumana masacre!

Por: Omar Chehade Moya

Israel ha cruzado el umbral: ahora gobiernan los colonos, bombardean la fe y mueren miles de palestinos inocentes para salvar a un solo hombre: al carnicero y premio Nobel de la muerte, Benjamín Netanyahu, Primer ministro israelí.

La Franja de Gaza se ha convertido en un laboratorio de una teocracia ultranacionalista israelí. Mientras cerca de veinte mil niños han sido asesinados bajo las bombas israelíes en Gaza, mientras bebés de seis meses mueren calcinados, el gobierno de Israel no solo no se detiene, sino que acelera el genocidio.

El ejército mejor armado del oriente medio (Israel) lidera una coalición fanática, misógina, racista y teocrática, y actúa como brazo armado de un proyecto de limpieza étnica que ya ni siquiera se disimula. La nueva ofensiva israelí, planificada y ejecutada por los socios de la ultraderecha de Netanyahu, no busca rehenes en Gaza, busca apropiarse de los territorios palestinos.

En diciembre de 2022 Netanyahu entregó el timón de su gobierno a colonos israelíes condenados por incitación al odio, como Itamar Ben Gvir, y a fanáticos mesiánicos como Bezalel Smotrich, responsable de financiar la expansión de colonias ilegales en Cisjordania. Gaza hoy en día es campo de pruebas, de experimentos inhumanos, de destrucción de casas y edificios, de sembrar colonias, de erradicar a todo su pueblo. Y el lema de estos estos miserables asesinos en el poder en Israel es: “si no puedes matarlos, desherédalos, si no puedes desheredarlos, hazlos invisibles”.

Hasta enero el 82% del pueblo israelí apoyaba la expulsión de la población palestina gazatí, solo un 10% lo consideraba inmoral y condenable. Esa cifra devastadora no habla únicamente de la derechización de la política en ese país, sino de una nación deshumanizada y educada para no ver al otro, para justificar lo injustificable. Desde 1948 el proyecto sionista ha convertido el victimismo nacional en violencia estructural.

La lógica es clara, la ultraderecha israelí exige sangre, Netanyahu se la ofrece a cambio de mantener su silla en el cargo, y para sostenerla hay que matar. El hambre y la desnutrición en Gaza se ha convertido en herramienta de guerra para el ejército israelí. En marzo el gobierno de Netanyahu prohibió la entrada humanitaria de alimentos y medicinas en Gaza, donde la gente literalmente muere de hambre y de plagas. La operación hebrea “Carros de Gedeón” no pretende frenar a Hamas, solo pretende fundar un nuevo Estado sobre las cenizas del pueblo palestino.

La ONU, el derecho internacional y los pacifistas israelíes lo denuncian, pero Israel ya no escucha, solo obedece a su nuevo amo: el fundamentalismo sionista armado, paradojas de la historia, es una especie de nazismo israelí.

El gobierno de Netanyahu ya no es conservador, es supremacista. Consecuentemente, no se trata de seguridad, ni de defensa de Israel, se trata de conquista, se trata de exterminio político y territorial, y mientras el mundo mide sus palabras para acusar a Israel de genocidio, Netanyahu convierte cada niño palestino asesinado en una moneda más para comprar su impunidad. Ya es hora, ¡detengan esta masacre!

(*) Exvicepresidente del Perú.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ver también
Cerrar
Botón volver arriba