“Congreso infectado de mafias delincuenciales”

• Afirma que el Ejecutivo y el Congreso son como las dos caras de una misma moneda, ambos quieren quedarse hasta el 2026.

POR: ENRIQUE RODRÍGUEZ JIMÉNEZ

El exministro de Vivienda, Rudecindo Vega, consideró que lo que resulta más peligroso del gobierno de Dina Boluarte, es la destrucción de la democracia, pues junto con el Congreso están tomando el control de todas las instituciones.

¿Coincide con aquellos analistas que afirman que existe un pacto entre el gobierno y el Congreso para quedarse hasta el 2026?

Son las dos caras de la misma moneda. Con la elección de la mesa directiva y el discurso de la presidenta Boluarte nos han dejado el mensaje claro: ‘No hay adelanto de elecciones, Dina no va a renunciar ni se va a cerrar el Congreso, nos importa muy poco que el 80 % de peruanos pida que nos se vaya, nos quedamos a costa de ustedes, y en la medida de lo posible vamos a hacer los cambios desde el Congreso para quedarnos después del 2026’.

¿Cómo califica el gobierno de Dina Boluarte?

Estamos ante un gobierno absolutamente ineficiente, incapaz, inútil. Estamos cerrando el año con el 33.7 % de ejecución presupuestal, en más de medio año no ha llegado ni al tercio, pero en su mensaje la presidenta recita cifras de presupuesto, de transferencias, de obras. Me pregunto ¿cómo va a ejecutar si su gobierno es absolutamente ineficiente y no es capaz de gastar lo que tiene?

¿Qué es lo más peligroso en este gobierno?

Lo primero es la destrucción de la democracia. Con este Congreso y este gobierno podemos estar convencidos que hay una vocación totalitaria impresionante. Ya intervinieron el Tribunal Constitucional, cuando inhabilitaron a la fiscal Zoraida Ávalos acabaron por copar el Ministerio Público, tienen controlada la Procuraduría, ahora están detrás de la Junta Nacional de Justicia, la ONPE, el JNE. Quieren tomar la Junta Nacional de Justicia para nombrar a jueces y fiscales para librarse de los juicios y perseguir a sus opositores. El objetivo de este impresentable Congreso es no solo quedarse hasta el 2026, sino mucho después. Es preocupante porque están destruyendo la democracia. El segundo problema es la ineficiencia, porque con un gobierno ineficiente la economía no se va a reactivar, la pobreza va a seguir creciendo.  El tercero es que este gobierno, con las características de totalitario y autoritario, nos va a seguir partiendo más la tranquilidad social del país, es decir, vamos a tener un país convulso.

¿Cómo podríamos lograr que el Ejecutivo y el Legislativo entiendan el clamor popular y tomen una decisión por el bien del país?

En el Perú es demasiado bueno hablar que tenemos clase política. Lo que ahora tenemos son mafias delincuenciales que se han apropiado de los partidos, y al apropiarse de los partidos los han cedido como vientres de alquiler, como clubes electorales, y lo que tenemos son mafias electorales dentro de los poderes del Estado. El Congreso está infectado de mafias delincuenciales. En las últimas elecciones, dos organizaciones criminales, Perú Libre y Fuerza Popular, disputaron la segunda vuelta, y ellas son las que tienen mayoría en el Congreso. Acción Popular se manifestó como un cardumen de pirañas que son “Los Niños”. APP presta o vende su logo como si fuera una mercancía para que lleguen prontuariados, si no, miren a quién tenemos como presidente del Congreso. Los poderes del Estado han sido captados por mafias, porque no estamos siendo gobernados por políticos, sino por mafias.

¿Cree que esta alianza en el Congreso entre Fuerza Popular y Perú Libre tiene como objetivo derrocar a la presidenta Dina Boluarte?

Esta no es una alianza política. Es un pacto de mafias. Las dos mafias se han puesto de acuerdo en destruir la democracia, en tomar las instituciones, en prepararse para ganar elecciones a su medida. Este pacto mafioso está destinado en soportar a Dina en el gobierno, y entre Dina y el Congreso juegan en pared. El presidente del Congreso tiene denuncias por peculado, por estafa, por extorsión, es decir, el presidente del Congreso es una figura excelsa de representación de lo putrefacto que es el Congreso. Es como si las mafias se hubiesen puesto de acuerdo para elegir a un capo que los dirige.