Opinión

¿Cómo llegamos al 2026?

La gran pregunta en el frente político es: ¿cómo llegamos a las elecciones generales de 2026? Lo grave del caso es que mucha gente piensa, y no sin razón, que: “mal con Dina Boluarte, pero peor sin ella”.

Lamentablemente, estamos todavía sufriendo la pésima elección que tuvimos los peruanos en abril y junio de 2021 al elegir la fórmula presidencial liderada por el inefable Pedro Castillo, hoy en la cárcel por golpista y
corrupto.

En aquella oportunidad gran parte de los peruanos votaron con el hígado,el odio, el resentimiento o simplemente la indiferencia, y los resultados fueron catastróficos al punto de elegir como gobernantes a una sarta de ineptos, ignorantes, y lo que es peor, a personas filo senderistas, o que habían estado en prisión por su cercanía o participación con organizaciones terroristas, esto sin contar que fue un gobierno corrupto y cleptocrático.

Todas las plagas de Egipto juntas para destrozar todo lo que el Perú había avanzado en materia de desarrollo y crecimiento económico en los 30 años que lo precedieron.

Felizmente, la torpeza del expresidente Pedro Castillo hizo que se suicidara políticamente perpetrando un frustrado golpe de estado que lo condujo a prisión, además de todos los delitos de corrupción que cometieron tanto él, su familia y su entorno.

Hay que decir también, que de esto tampoco fue ajeno el Congreso de la República, pues el 2021 se eligió a gran parte de impresentables, en los que abundan: “Niños”, mochasueldos, lobistas y demás hierbas.

Con esa nefasta herencia tenemos un país que política y económicamente marcha a trancas y barrancas. Se calcula que nuestra economía a través de su producto bruto interno no crecerá más allá de 2.5% este año, lo cual ya es un retroceso todo ello producto de la improvisación.

Muchos peruanos que comparan este mediocre gobierno con la catástrofe anterior de Castillo, piensan que mal que bien, es un oasis en medio del desierto. Sin embargo, el panorama no es tan claro, hay un enfrentamiento intestino entre los poderes y principales organismos del estado: Ejecutivo, legislativo, judicial, Junta Nacional
de Justicia, el venido a menos Ministerio Público, la Contraloría, los sistemas electorales, entre otros.

Es cierto que el Parlamento hace malabares para mantener a la señora Dina Boluarte y a su frágil gobierno, no porque le guste, sino porque si la presidenta es vacada de su cargo, constitucionalmente lo que quedaría es la convocatoria en seis meses a elecciones generales, lo que acarrearía que los congresistas tengan que dejar su cargo mucho antes de 2026, y, tamaño sacrificio, que para otros sería hidalguía, valentía y decencia, no están dispuestos a efectuar, pues lo que más les interesa, por lo menos a la mayoría parlamentaria, es terminar sus funciones en julio 2026. Panorama complicado porque faltan todavía dos largos años de gestión.

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